Sierra de Cardeña y Montoro
Cuando desde el Valle del Guadalquivir el viajero se enfrenta a las tierras de la Sierra de Cardeña y Montoro se topa con un empinado escalón que, una vez superado, alarga el horizonte por la dehesa pedrocheña en un alarde de calma y serenidad.
Este espacio natural, situado en el vértice noreste de la provincia de Córdoba, paso obligado entre el Valle del Guadalquivir y Castilla, era hasta hace poco más de un siglo una continua masa forestal salpicada de ventas y posadas. Durante el siglo XIX, para ganar tierras de cultivo, se rozó el monte transformándolo en una joven dehesa, prolongación de la vecina de Los Pedroches, donde campean el cerdo ibérico y vacas de raza autóctona (retinta y avileña).
Mientras que en la dehesa predominan grandes bolos de formas alargadas o “lomos de ballena”, como los presentes en las aldeas de Azuel y Venta del Charco, en los extremos de la dehesa los ríos Yeguas y Arenoso han creado un reborde montañoso, abrupto, donde sus aguas se encajan creando paisajes espectaculares.