El sendero entre Aldea del Cerezo y Venta del Charco permite pasear por la única dehesa de roble melojo de la provincia de Córdoba.
Hubo un tiempo antes de la apertura del paso de Despeñaperros, en que las rutas a Andalucía que se dirigían al valle del Guadalquivir o hacia el puerto del Muradal, en caso de viajar a Jaén o a Granada.
Por este tránsito surgieron en la franja territorial que hoy es el Parque Natural de Cardeña y Montoro numerosas ventas y aldeas. Pedanía de Cardeña son tanto la Aldea del Cerezo y la Venta del Charco.
Entre ambos lugares hay una ruta de senderismo que nos invita a conocer la única dehesa de roble melojo cordobesa. Entre tanta dehesa la ganadería tiene un gran peso histórico en esta zona de Sierra Morena. Por ello, el trayecto de la ruta de senderismo entre la Aldea del Cerezo y la Venta del Charco discurre por una antigua vía pecuaria, la Colada del Cerezo.
El punto de inicio es fácil de encontrar en la rehabilitada aldea en dirección sur. El recorrido sube hasta la Loma del Garrullo de 777 metros.
Un paraje de singular belleza a través de robles melojos parientes de encinas y alcornoques pero propio de ambientes más fríos y húmedos. Su hoja es caduca, además de más ancha, suave y con formas lobuladas. El verde grisáceo de los alcornoques y encinas contrasta con el verde más vivo de este roble. Aunque al ser de hoja caduca, en otoño su color es más ocre hasta que poco a poco irán cayendo hasta formar una alfombra bajo los árboles desnudos.
La comarca en sí por la que transcurre el sendero está reconocida como un buen ejemplo de aprovechamiento de los recursos de la naturaleza de manera sostenible. La ganadería que se practica en la zona así como una serie de actividades como la micología o la recogida de plantas aromáticas y medicinales.
La flora del lugar cuenta con alcornoques y encinas propios de la dehesa de Sierra Morena pero si a una especie debemos destacar aquí por ser menos común en el entorno es el roble melojo.
Por otro lado, estamos en el Parque Natural de Cardeña y Montoro y aunque su presencia es más que escasa no podemos dejar de mencionar la importancia que este tiene por albergar a los dos depredadores más amenazados de Andalucía, el lince y el lobo ibéricos.
Por último, las formaciones de granito que con caprichosas formas se reparten por el sendero entre Aldea del Cerezo y Venta del Charco, es un rasgo geológico a resaltar. La piedra con la que los hombres y mujeres de Los Pedroches construyeron sus hogares.