Así es un fin de semana en Los Pedroches
Ven a pasar con nosotros un fin de semana de desconexión total en Los Pedroches y sus más de 300.000 hectáreas de paisajes, naturaleza, buen comer y atardeceres de película.
¿Te consideras un amante de la naturaleza? ¿Eres de esos que prefieren una casita rural en mitad de la naturaleza a un lujoso hotel de costa? ¿Prefieres una noche en silencio bajo las estrellas al ocio nocturno de las grandes ciudades? ¿Eres más de mochila que de restaurante? Pues muy atento porque tenemos un plan perfecto para ti.
En este reportaje viajamos hasta el corazón de Los Pedroches, donde queremos proponerte un fin de semana cargado de paisajes, deliciosa gastronomía y desconexión total.
Imagina por un momento el poder despertar en una casita así bajo el único sonido del piar de los pájaros, rodeado únicamente por cientos de encinas y sin ningún edificio construido en kilómetros a la redonda.
Suena sugerente, ¿no es verdad? Pues así es como nosotros despertamos en una de las muchas casas rurales que existen en Los Pedroches y desde la que empezamos un fin de semana repleto de naturaleza, paisajes y miradores increíbles que aquí queremos compartir con vosotros.
Un despertar de cine
La mañana comenzó soleada, tranquila, bajo una quietud tan sólo alterada por el sonido de las hojas de las encinas chocar entre ellas. Un lugar donde respirar relax y sosiego. Paz absoluta.Poder levantarse, abrir la ventana y recibir el frescor de la mañana junto a un paisaje como este es uno de esos pequeños placeres de la vida que a uno le hace sentir vivo.
Poder levantarse, abrir la ventana y recibir el frescor de la mañana junto a un paisaje como este es uno de esos pequeños placeres de la vida que a uno le hace sentir vivo.
Un maravilloso despertar al que si encima añadimos una señora tostada de aceite de oliva y jamón de Los pedroches... en fin, qué os vamos a contar, todavía no hemos ni salido de la casa y apuesto a que ya queréis marchar a este lugar!
Recorriendo la magia de la dehesa
Con las pilas cargadas, las mochilas preparadas, un poco de agua y las botas de montaña bien amarradas, arrancamos rumbo a las dehesas para descubrir el entorno de Los Pedroches.
De las muchas rutas que el entorno nos ofrece, nosotros os queremos proponer un par de rutas preciosas, muy fáciles de recorrer y que os harán descubrir los mejores y más maravillosos paisajes de las dehesas cordobesas.
Para el primero de los días de nuestro fin de semana, nosotros empezamos recorriendo los 14 kilómetros que conectan el famoso pueblo de Pozoblanco, donde no sería mala idea que os hicierais con buen embutido ibérico, y el conocido como Santuario de la Virgen de Luna.El camino os resultará súper sencillo, no tiene pérdida alguna, es de ida y vuelta y lo podréis hacer tanto en bicicleta...
El camino os resultará súper sencillo, no tiene pérdida alguna, es de ida y vuelta y lo podréis hacer tanto en bicicleta...
Como andando, donde tened por seguro de que en todo momento os acompañarán los clásicos paisajes de la dehesa de los Pedroches de los que tantas veces os habrán hablado y que os dejarán con la boca abierta gracias a estampas tan maravillosas como esta.
Inmensas praderas de margaritas, vinagrillos, jaras y acebuchales que darán color a las preciosas dehesas y que a cada paso que deis os irán envolviendo en paisajes más y más espectaculares.
A medida que avances la quietud de la dehesa poco a poco se irá viendo salpicadas por el célebre cerdo ibérico, que da fama a esta zona gracias al considerado como mejor jamón del mundo.
Algún que otro precioso rebaño de ovejas, de esos que parecen posar esperando ser pintadosLa famosa reina de la leche de Los Pedroches, la vaca lechera, un clásico de la dehesa cordobesa.
La famosa reina de la leche de Los Pedroches, la vaca lechera, un clásico de la dehesa cordobesa.
Y con un poco de suerte y ojo avizor, el ciervo, el gamo o el muflón.
El sendero hasta el Santuario de la Virgen de Luna se os hará tremendamente delicioso.
Así como las praderas junto a sus encinas que os invitarán a pegaros una señora siesta de esas que renuevan cuerpo y espíritu en la mejor de las camas.
O simplemente, a gozar del paisaje bajo la sombra de sus centenarias ramas, dejando a un lado problemas, el estrés de la ciudad, su ruido y alboroto.
Cardeña y un atardecer inolvidable sobre el agua
Tras la preciosa mañana de senderismo hasta el Santuario de la Virgen de Luna, al que si no queréis no tenéis por que llegar en el caso de que se os hiciera demasiado larga la ruta, volveríamos a Pozoblanco, para tomar un café de media tarde y continuar en coche hasta unos preciosos miradores de la carretera CO-5101 desde donde observar el maravilloso Parque Natural de la Sierra de Cardeña y el conocido como "Valle del rio arenoso”.
En esta zona, como veis, el paisaje se hace más abrupto.
De las llanas dehesas de encinas pasaremos a pequeños valles enfundados en densos bosques de pino que se perderán en el horizonte encadenando colinas como si de oleaje se tratara.
La tarde poco a poco caía y desde allí nos dirigimos hasta el conocido como embalse de las Tejoneras a ver atardecer. Y... ¡qué atardecer!
Ya en territorio del Lince Ibérico, dejamos caer el sol frente a las calmadas aguas de la laguna que poco a poco fue tornando a azules a medida que el sol iba apagándose.
Sensación de "magia”, esa es la palabra.
No hay mejor forma de definir la puesta de sol que allí vivimos, en total y absoluto silencio, frente a Las Tejoneras.
Noche de estrellas e historias frente al fuego
Tras el ocaso, las estrellas poco a poco comenzaron a brillar en el firmamento. A medida que regresábamos a nuestro alojamiento y nos adentrábamos de nuevo en la negrura de la dehesa, la vía láctea parecía brillar más y más. Ya en la casa, el silencio del entorno era sobrecogedor. Tan sólo algún perro ladrando en la lejanía, alguna pequeña lechuza y el sonido del viento se escuchaban en los alrededores de la casa.
Una vez dentro, no dudamos en encender una señora lumbre en la chimenea.Y tras una cena ligerita, las historias y anécdotas comenzaron a salir solas en un salón que poco a poco empezaría a calentarse bajo el calor del fuego donde ya se respiraban ganas de que empezara el día siguiente para seguir descubriendo las maravillas de Los Pedroches.
Y tras una cena ligerita, las historias y anécdotas comenzaron a salir solas en un salón que poco a poco empezaría a calentarse bajo el calor del fuego donde ya se respiraban ganas de que empezara el día siguiente para seguir descubriendo las maravillas de Los Pedroches.
¡De picnic por la Ruta de las Grullas!
A la mañana pusimos rumbo, de nuevo mochila al hombro, para recorrer otro de los senderos más bonitos de Los Pedroches.
Es la conocida como Ruta de las Grullas, circular y al igual que la ruta del Santuario de la Virgen de Luna, es de 14 kilómetros y una de las joyas y tesoros con los que nos podemos encontrar en la naturaleza de la comarca de Los Pedroches. Juzgad vosotros mismos.La ruta recorre las proximidades del conocido como pantano de la Colada, donde se puede disfrutar de la mayor concentración de aves que nos podemos encontrar en la comarca de Los Pedroches.
La ruta recorre las proximidades del conocido como pantano de la Colada, donde se puede disfrutar de la mayor concentración de aves que nos podemos encontrar en la comarca de Los Pedroches.
Cormoranes, gaviotas, patos anades, garzas, petirrojos, etc merodean la laguna junto con, por supuesto, las grullas, esas viajeras que nos visitan cada año de Noviembre a Febrero.
El entorno de la laguna es sencillamente espectacular.
Un entorno repleto de suaves colinas de color amarillo que inundaban todo el horizonte y que hacían que el hecho de pasear por ellas fuera casi en una obligación para nosotros!
Casi sin darnos cuenta la hora de comer llegó y allí, sobre 2 piedras y la laguna al fondo, enfundamos bocadillo con pan recién hecho de la mañana y un poco de salchichón ibérico de Pozoblanco y pusimos más sabor si cabe a aquel momento. ¡Qué gozada!
El mar de Los Pedroches y su castillo
Tras el picnic y terminar de recorrer los senderos de la Ruta de las Grullas, cogimos de nuevo el coche para poner rumbo al Castillo de Miramontes, en la localidad de Santa Eufemia, que probablemente es el mejor mirador de Los Pedroches.
Al llegar al pueblo os advertirán de que la subida es pronunciada y una vez allí ya será decisión vuestra el realizar el ascenso a pie o en coche propio. Nosotros optamos por el coche dado que el atardecer era inminente y nuestra intención era alucinar con las vistas con la puesta de sol desde allí arriba. A medida que subíamos las vistas de la dehesa quitaban el hipo. Un majestuoso mar de encinas se extendía sobre nosotros.
Del castillo sólo se conserva la torre del homenaje, el aljibe y parte de la muralla pero aún se puede apreciar el esplendor que tuvo en otros tiempos. El castillo se asienta en una de las cumbres de la Sierra de Santa Eufemia, a 800 metros de altura nada más y nada menos y lo convierte en una extraordinaria atalaya desde la divisar todo Los Pedroches así como el Valle de Alcudia y parte de Extremadura.
El sol poco a poco fue poniéndose y sobre nosotros el cielo fue cambiando de naranjas a azules eléctricos dejándonos sin habla.
Sensación de libertad. Naturaleza en estado puro. No hay adjetivos para describir aquel momento tan impresionante.
Un momento para reflexionar y admirar la belleza de nuestra tierra. Las dehesas de Los Pedroches es un paisaje especial que desde la primera vez que se contempla emociona sin freno. El silencio reina en este horizonte de colinas suaves, junto al olor del espliego y el manto de madroño, torvisco, coscoja o el brezo.
Un silencio de siglos, únicamente alterado por el cencerro de los rebaños, la pisada del cerdo ibérico o la elegante presencia de la grulla.
Un silencio que sobrecoge a quien lo transita, unos paisajes que emocionan a quienes lo observan y que desde aquí te invitamos a que descubras dos, tres, cuatro días o el tiempo que necesites hasta desconectar del día a día en un entorno rural que estamos seguros que te enganchará.