Aracena
Aracena es la capital de la comarca y la que da nombre a la sierra y al Parque Natural, uno de los espacios protegidos más importantes de la Comunidad y que ocupa todo el norte de la provincia con sus dehesas y pequeñas elevaciones cubiertas, predominantemente, de bosques de encinas, alcornoques, castaños y monte bajo, por donde cursan numerosos arroyos, conformando un paisaje de extraordinaria belleza y atractivo, ideal para la ganadería, especialmente para el cerdo ibérico, que encuentra aquí unas condiciones ideales.
Su casco urbano, repleto de monumentos y declarado Bien de Interés Cultural, se ubica al pie de su antiguo castillo y de la Iglesia Prioral de Nuestra Señora del Mayor Dolor, que conserva el alminar de la mezquita que le precedió. Además de ésta y otras muchas iglesias que componen su patrimonio, lo más destacado, y por lo que es más conocida es por la Gruta de las Maravillas, uno de los complejos cársticos más interesantes de España.
Historia
Los primeros asentamientos humanos que se conocen en el actual término de Aracena datan del Calcolítico, concretamente son estructuras megalíticas o dólmenes y asentamientos hallados en la Cueva de la Mora (aldea de la Umbría). La riqueza de minerales de la comarca propició el asentamiento de poblaciones durante la Edad del Bronce. De esta época destaca el poblado de "El Castañuelo" en el que se distinguen dos culturas diferentes, una perteneciente a la Edad del Bronce (II milenio a.C.) y otra a la Edad del Hierro (mediados del I Milenio a.C.). Asimismo, las explotaciones mineras fueron el motivo de los asentamientos romanos desde el siglo I a.C. en la comarca denominada como Baetutia Céltica. El poblamiento romano se basó en pequeños núcleos agropecuarios que serían el precedente del origen de Aracena y de sus aldeas, alcanzando su plenitud durante la etapa del Alto Imperio, aunque continuó durante los siglos V al VII d.C., en la denominada etapa tardorromana o visigoda.
En el cerro del Castillo de Aracena se ha documentado un importante asentamiento islámico con vestigios de la época califal (s. X), de los Reinos de Taifas (s. XI) y de la etapa almohade (siglos XII-XIII). La tradición popular, basada en historiadores de los siglos XVIII y XIX, defiende el mito de la presencia templaria pero no esta constatado de de forma histórica. Se interpreta que el nombre de la población islámica sería Qatrašāna, citada por las fuentes documentales de época andalusí junto a otras localidades serranas como al-Munastīr (Almonaster) y Awrūš (Aroche). La conquista de Portugal a mediados del s. XIII, a través de la Orden del Hospital, supuso la construcción del castillo. Esta circunstancia dio lugar al Conflicto del Algarbe, ya que la villa era reivindicada por el reino de Castilla y León. La disputa con Portugal no se resolvió hasta la firma de los Tratados de Badajoz en 1267 y Alcañices en 1297, por los que Aracena pasó a pertenecer a Castilla como tierra realenga e integrada en el Concejo de Sevilla. El castillo de Aracena estaba integrado en la denominada "Banda Gallega", un conjunto de fortificaciones que protegía a Sevilla de posibles penetraciones portuguesas.
Aracena era una villa "incastillada" en el cerro durante la época medieval pero, con el paso del tiempo, la población se expandió y conquistó el valle que se extendía a sus pies. Del total de vecinos, la mitad se encontraban repartidos en más de 30 aldeas situadas por toda la comarca. Algunas de estas aldeas se transformaron durante las épocas moderna y contemporánea en municipios independientes, mientras que otras desaparecieron. Durante los siglos XV y XVI, el centro neurálgico de la población fue la Plaza Alta donde se construyeron el Cabildo y la iglesia Parroquial de la Asunción. La expansión urbanística continuó hacia las ermitas mudéjares (San Pedro, Santa Lucia, San Roque y Santo Domingo) ubicadas en los caminos de Huelva, Portugal, Extremadura y Sevilla, dando origen al actual paisaje urbano de Aracena.
Durante la Edad Moderna tuvo un gran desarrollo plasmado en un crecimiento demográfico y la expansión urbanística, ejemplo de ello es la fundación de los conventos dominicos y carmelitas. En el siglo XVII se convirtió en Señorío bajo la jurisdicción del Conde Duque de Olivares, y más tarde dependió del conde de Altamira, quien se intitula Príncipe de Aracena. Figuras destacadas de esta época fueron el humanista Benito Arias Montano, quien fundó en Aracena una cátedra de Latinidad en 1597, foco de cultura hasta finales del siglo XIX, y Sor Maria de la Trinidad, mística y poetisa, fundadora en 1671 del Convento de Jesús, María y José. Tras la crisis provocada por la Guerra de Restauración, con Portugal, se produce una recuperación durante el siglo XVIII que se plasma en la arquitectura popular del conjunto histórico.
En 1833 con la nueva división administrativa, Aracena es segregada de Sevilla y pasa a formar parte de la provincia de Huelva. A finales del siglo XIX y principios del XX, Aracena cobra un fuerte impulso que se materializa en su urbanismo ya que se construyen casas señoriales y edificios que llevan la firma del afamado arquitecto Aníbal González, como el Ayuntamiento de Santa Catalina, el Casino de Arias Montano, la Plaza de Abastos o las viviendas de Aracenilla. El descubrimiento en 1850 de la Gruta de las Maravillas, y su posterior acondicionamiento turístico en 1914, convirtieron a Aracena en la pionera del turismo subterráneo de nuestro país. Gran parte de este impulso de principios del s. XX se debe a la figura de Francisco Javier Sánchez Dalp quién ostentó la distinción de Marqués de Aracena.
La guerra civil y el posterior periodo de autarquía, hasta finales de los años 50, marcan la crisis del capital agrario y del sector primario de la economía serrana. En estos momentos sobrevienen importantes cambios en la estructura social y Aracena se transforma en una ciudad de servicios. La mejora de las comunicaciones por carretera y la declaración de espacio natural protegido como parque natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, convierten a Aracena y a sus aldeas en un destino turístico de primer orden, donde conviven, en perfecta armonía lo tradicional y lo moderno. Ejemplo de ello es el Museo de Arte Contemporáneo al Aire Libre "Andalucía", ubicado en las calles y plazas del conjunto histórico. En 1956, Aracena fue declarada ciudad de interés turístico y desde 2006 es municipio turístico de Andalucía, siendo la primera localidad onubense poseedora de este reconocimiento.