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REGIONES Y BLOQUES DE LA PLANTILLA

Vélez Blanco y los Caños de la Novia

Entrada Castillo Vélez-Blanco

Cuando el viajero bebe el agua de esta fuente desconoce que quizás acabe enamorado, o así nos lo recuerda la memoria y la tradición egetana. La historia cuenta que un forastero, que se acercó de noche a refrescarse, se vio sorprendido por la llegada de un fantasma envuelto en blancas túnicas. Se trataba del espíritu de una joven que dormía el sueño eterno y que cada noche bajaba a la fuente para llenar su cántaro de agua. El forastero, escondido, vio como la muchacha se despertaba al mojarse con el agua y, entonces, la cubrió con su capa y la abrazó, desencadenando el amor entre los jóvenes.

Con el castillo de los Fajardo cortando el horizonte, cuando el visitante llega a la localidad almeriense de Vélez Blanco, al doblar el primer recodo y bajar una escalinata, se topa con un lugar idílico: los Caños de la Novia. Dos conductos de aguas cristalinas que vierten sus aguas en el barranco de la Canastera que, cauce abajo, alimenta los caces de la interesante Ruta de los Molinos de Vélez Blanco. 

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La exquisitez de sus aguas, recién nacidas en la Sierra de María-Los Vélez, hace que muchos se acerquen a beber del manantial, aunque pocos conocen el misterio que rodea a la fuente. Una leyenda sobre una joven sonámbula abandonada y un forastero que la rescatará de su sueño eterno.

Parque Natural Sierra María-Los Vélez

Esta historia cuenta que, al caer la noche, cuando las sombras conquistan las estrechas calles del pueblo, aparece un fantasma vestido con una túnica blanca. Se trata de una joven muchacha que todos los días llena su cántaro de agua. Una noche de invierno, un forastero bajó a la fuente sin conocer el misterio. Como siempre, el fantasma de la joven muchacha bajó con su ánfora y, al mojarse con el agua, despertó. Él, extasiado por su belleza, la cubrió con su capa y la abrazó, y ahí surgió el amor.

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En Vélez Blanco, la costumbre de ir a las fuentes continúa tan viva como la propia leyenda, cuya historia nos cuenta que quien se refresca con el agua de sus caños siempre termina enamorado. De ahí que las parejas bajen juntas a beber del manantial del amor.

Lavaderos

Las fuentes, como esta de La Novia o la de Los Cinco Caños, fueron siempre un punto de encuentro de los enamorados, tanto en Vélez Blanco como en otros muchos pueblos. Eran un espacio de libertad, donde los jóvenes podían encontrarse y divertirse, sobre todo en una época en la que las chicas, a su pesar, salían poco de casa.

Lavaderos

Así que, afortunado viajero de la Sierra de María-Los Vélez, no renuncies a probar el agua de los Caños de la Novia. Por cierto, ¿qué sabes del famoso indalo almeriense? Pues a tiro de piedra tienes La Cueva de los Letreros, el lugar donde se encuentra esta afamada pintura rupestre.

Panorámicas
Vélez Blanco y los Caños de la Novia
Vélez-Blanco.