Cortijo del Santo Luisico

El llamado Santo Luisico fue uno de los precursores de la saga de santones o sanadores de la comarca. Luis Aceituno nació en 1837 y vivió en la aldea de Cerezo Gordo, donde ejerció de pastor. A muy temprana edad sus vecinos ya le atribuyeron poderes para curar, llegando a alcanzar gran fama. Se cuenta que los animales salvajes, cuando enfermaban, se tendían en su cuadra, pues bastaba su olor, su aliento, para sanarlos. Falleció en 1912, siendo su sucesor el Santo Custodio, vecino de la cercana aldea de la Hoya del Salobral.

Frente a su casa, tres árboles, que parecen uno solo, le servían de lugar de refugio y descanso. Se sentaba a su sombra. Los llamaba las ‘tres Marías’, pues decía representaba a Dios Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Realmente, es un sitio de paz. El cortijo aún conserva la enorme era de piedra en la que se trillaba y aventaba.

Sus restos descansan en el viejo cementerio de la Ermita de San Sebastián, en Valdepeñas de Jaén.

La Sierra Sur de Jaén es tierra de gran tradición santera y ofrece una Ruta de Milagros y Santones. Cuenta con un número importante de santones, como es el caso de este santo, o los santos Luisico Aceituno y Manuel. Gente serena, seria y sencilla, cercanos, que aún hoy gozan de respeto y fe.