Utrera, cuna de Serafín y Joaquín Álvarez Quintero
Los hermanos Álvarez Quintero, creadores del teatro costumbrista andaluz, pensado para la representación y el entretenimiento, fijan su atención en los aspectos más sentimentales de la vida.
Serafín y Joaquín Álvarez Quintero (Utrera, 1871-Madrid, 1938/ Utrera, 1873-Madrid, 1944)
Dúo de comediógrafos
Serafín y Joaquín Álvarez Quintero trabajan como empleados de Hacienda, pero les gana la vocación literaria. Ejercen como poetas, narradores, periodistas, pero, sobre todo, como comediógrafos, con más de doscientos títulos a sus espaldas, entre sainetes, comedias, dramas, entremeses, y zarzuelas. A decir de los analistas de su obra, el teatro de los Alvárez Quintero, a pesar de su variedad, puede representar el andalucismo escénico, igual que en cierta medida el de Carlos Arniches representa el madrileñismo. En cualquier caso, apuestan por un teatro pensado para la representación y el entretenimiento, fijando su atención en los aspectos más sentimentales de la vida.
Entre sus títulos, Los borrachos (1899), El traje de luces (1899), Amores y Amoríos (1908), Las de Caín (1909), Malvaloca (1912) o Mariquilla Terremoto (1930).
Son miembros de la Real Academia de la Lengua Española, colaboran con numerosos periódicos y revistas, al tiempo que incurrenen la cinematografía, con numerosos guiones para ese nuevo género. La última obra que escriben juntos se titula Burlona y aparece fechada entre 1937 y 1938. Cuando fallece Serafín, precisamente en plena Guerra Civil española, su hermano le sobrevive seis años más, pero continúa publicando con el nombre de ambos.
Legado Álvarez Quintero
Los hermanos Álvarez Quintero eran naturales de Utrera, donde vivieron los primeros años de su vida.
El Teatro Enrique de la Cuadra de Utrera exhibe el legado de ambos comediógrafos.
La colección tiene esencialmente un valor testimonial y documental. Se compone de mobiliario y objetos, tanto de escritorio como de figuritas decorativas de barro vidriado, metal o escayola, que se traducen en recuerdos personales, así como jarrones, bastones, relojes, etc.
También existen 48 cuadros, la mayoría de artistas andaluces, entre los que se encuentran obras de García Ramos o de Villegas Cordero, dibujos firmados por Gonzalo Bilbao, Valeriano Bécquer, Gustavo Bacarisas, e incluso uno de la propia mano de Joaquín Álvarez Quintero. Las fotografías son más de 150, la mayoría retratos dedicados de actores, actrices y personas relacionadas con el mundo del teatro, como María Guerrero, Margarita Xirgú, Maruchi Fresno, Eduardo Marquina, Pastora Imperio…
Muy importante en esta colección es la biblioteca personal de los hermanos Quintero, compuesta por más de 4.500 volúmenes, incluidas las revistas. El valor de esta biblioteca se ve reforzado por la presencia de documentos mecanografiados, entre los que hay diversas comedias, diplomas (nombramiento de hijos ilustres de Sevilla en 1910 y de Utrera en 1914; nombramiento de Académicos) y cartas.
El Parque de Consolación
Otro lugar donde la huella de los hermanos Quintero sigue viva es el Parque de Consolación, el pulmón verde de Utrera, Es un sitio tranquilo y acogedor especialmente para familias con niños y para mayores, cuenta con abundantes arbustos y arboledas que en verano y estío dan buena sombra, tiene muchas especies botánicas muy biencuidadas y también hay un pequeño zoológico.
El monumento más significativo se encuentra en la glorieta que lleva su nombre: los Hermanos Álvarez Quintero.
Villa histórica
Situada sobre una suave loma al sur de la capital sevillana, Utrera seduce al visitante con su sencillez y porte histórico, con los nobles edificios que flanquean sus calles, muchos de ellos declarados Bien de Interés Cultural.
La construcción más emblemática de Utrera trae a la memoria los tiempos de la Reconquista. Pese a haber sido escenario de todo tipo de batallas y conflictos, el Castillo de Utrera continúa haciendo gala de su elegancia almohade, y su Torre del Homenaje es aún hoy una de las construcciones más admiradas de la ciudad.
También se mantiene el Arco de la Villa, antigua puerta de entrada a la ciudad.
Apenas a un par de cuadras del castillo se eleva solemne la iglesia de Santiago el Mayor, templo gótico del siglo XVI. Sus muros, recios y de escaso ornamento, recuerdan a las fortalezas defensivas que antaño dominaron la región, en contraste con la altiva elegancia de la torre campanario, que se yergue sobre la conocida como Puerta del Perdón, dando una nota distintiva al horizonte utrerense.
El interior de la iglesia combina elementos góticos, renacentistas y barrocos creando un espacio de gran belleza. Entre valiosos retablos de los siglos XVI, XVII y XVIII pueden visitarse las tumbas de caballeros ilustres de la Reconquista.
La Iglesia de Santa María de la Asunción, también conocida como Santa María de la Mesa, esta es otra de las iglesias representativas del lugar, en pie desde el siglo XV.
Las líneas góticas del exterior dan paso a la profusión ornamental de la torre, la más alta de la localidad, junto a la de la vecina iglesia de Santiago.
Entre los tesoros que guarda el templo en su interior destacan la sillería del coro, obra de Duque Cornejo de mediados del siglo XVIII, o el fastuoso sepulcro del Conde de Arcos.
A los pies de la iglesia se abre una plaza donde los habitantes de Utrera acuden a deleitarse a la sombra de los árboles, a charlar con los vecinos o a degustar los exquisitos "mostachones”, dulce típico cuya receta se ha mantenido inalterable desde tiempos inmemoriales.
El corazón de Utrera
En el deambular por las calles del centro histórico de Utrera salen al paso interesantes muestras de arquitectura local, como el Palacio de Vistahermosa, delicada muestra de arquitectura rococó del siglo XVIII, hoy sede del Ayuntamiento.
Junto a su entrada principal puede admirarse la siempre concurrida plaza Gibaxa, donde también se halla el edificio de Correos, antaño casa natal de los hermanos Álvarez Quintero, creadores del teatro costumbrista andaluz para deleite de literatos y amantes de las letras.
No lejos de aquí la Plaza del Altozano encandila al paseante con las antiguas casonas que la rodean, algunas en pie desde el siglo XVII. En el camino conviene hacer un alto en la Casa Surga, bella muestra barroca de finales del siglo XVIII, en el Hospital de la Santa Resurrección, del siglo XVII, en la Iglesia del convento de la Purísima Concepción, de estilo mudéjar; y en la Iglesia de San Francisco, del siglo XVII, con su magnífica cúpula totalmente recubierta de pinturas.
Santuario de Nuestra Señora de la Consolación
Las afueras de Utrera continúan regalando insignes muestras arquitectónicas, como es el caso de este pequeño santuario del siglo XVII, erigido en honor a la Virgen de la Consolación, patrona del lugar.
La construcción ha sabido combinar sabiamente su estructura mudéjar original con notas barrocas, visibles especialmente en la fachada principal. En el interior seaprecia un magnífico artesonado de factura original, y una delicada estatuilla de la Virgen, muy venerada por los lugareños, especialmentecada 8 de septiembre, cuando se celebra una romería en su honor.
Guadalema de los Quintero
Y como curiosidad, visite Guadalema de los Quintero, pedanía que fue creada por el Instituto Nacional de Colonización en 1948. Su denominación fue planteada por un grupo de aficionados del teatro Quinteriano, que incluso se atrevieron a proponer su fisonomía. Ello condicionó su urbanismo que, influenciado por esa búsqueda del tipismo andaluz, dio por resultado un hermoso pueblo de uniformes y bellas casas todas blancas con tejadillos y azoteas, rejas afiligranadas por las que asoman macetas y enredaderas, calles anchas adornadas con verdes naranjos y presidiendo todo el conjunto una céntrica plaza, con la escultura de los famosos hermanos.
