Turismo adaptado en la Mezquita de Córdoba
La aljama cordobesa medieval, desde donde se levantó la Catedral gótica de la ciudad califal, es un espacio diáfano que se adapta a los nuevos tiempos. Y a los nuevos turistas, dando ejemplo de accesibilidad.
El acceso a la Mezquita-Catedral cordobesa resulta claramente imprescindible, dada su relevancia en la Ruta del Califato que comparten Córdoba, Granada y parte de Jaén. El Legado Andalusí, y sus dos caras -la califal cordobesa y la nazarí granadina- se ha incrustado en nuestra tierra, en la arquitectura de sus pueblos, los barrios y estructuras urbanas... si bien es en monumentos como el templo que nos ocupa, donde encontramos la representación de un momento de esplendor y grandeza sin parangón. Es una de las cumbres de la arquitectura hispano-musulmana; en su momento, la tercera mezquita más grande del mundo.
Y visitar la Mezquita de Córdoba en silla de ruedas es posible. Existe una entrada accesible, concretamente desde la puerta principal -situada en calle Torrijos-, aunque también en la puerta secundaria hay accesibilidad. Ecotour, empresa especializada en programar salidas para personas con discapacidad, organiza grupos de entre 2 y 20 personas, para visitar la mezquita cordobesa.
Dichas visitas están orientadas a gente con discapacidades diversas. Así, realizan guías en lengua de signos o facilitan audioguías para que los turistas ciegos no se pierdan ni un detalle de las historias contenidas en este conjunto monumental. Disponen, asimismo, de sillas motorizadas o scooters eléctricos, con los que deslizarse cómodamente por el templo. Actualmente, la movilidad está garantizada en prácticamente todo el edificio, puesto que carece de grandes obstáculos.
Los avatares de la Mezquita
Cuando los cristianos recuperaron la ciudad califal, no perdieron ni medio segundo en consagrar el lugar sagrado islámico al catolicismo. Así, una vez que Fernando III hubo conquistado la ciudad, en 1236, el oratorio musulmán pasó a ser una iglesia -llamada Santa María la Mayor, la actual Catedral de Córdoba- que quedaría bajo la advocación de la Asunción de la Virgen. Podía verse como una vuelta a la concepción original, puesto que la mezquita se había levantado sobre la iglesia mozárabe de San Vicente, que los musulmanes compraron en 784. Un par de años más tarde, la mezquita conoció su primera versión, en tiempos de Abderramán I.
El haram o sala de oración constaba de once naves, cruzadas transversalmente por doce crujías, la qibla, el mihrab y un patio porticado. Entre los años 833 y 848, Abderramán II rompió el muro de la qibla y expandió el templo hacia el sur, añadiendo igualmente ocho nuevas crujías, así como la saqifa (las galerías destinadas a las mujeres, que no podían mezclarse en el rezo con los hombres). La aportación más importante al conjunto de Abderramán III fue el nuevo alminar, que llegó a influir en la arquitectura religiosa de Sevilla, Marrakech o Rabat.
Alhakén II, en la segunda mitad del siglo X, mandó colocar más crujías y construyó el actual mihrab. Mientras que Almanzor, ya en el año 987, amplió el haram hacia el este, y el Patio de los Naranjos, que previamente había sido modificado en tiempos de Abderramán III. Es esta zona la que entraña mayor dificultad de deambulación, hoy en día, para las personas con movilidad reducida (PMR).
Cercando la Mezquita
Resulta interesante, igualmente, conocer cómo de accesibles son las inmediaciones del templo cordobés. La judería, otro paseo inevitable cuando vamos de turismo a Córdoba, presenta zonas de patios señaladas como accesibles, además de un punto, el de Martínez Rücker, que se puede transitar en silla de ruedas, si bien precisa de ayuda puntual (en este caso, hablamos de un punto practicable, no accesible). Si vas en compañía de amigas y amigos, en este último caso, el paseo no te resultará complicado.