Tras los pasos de Gerald Brenan por la Alpujarra
"Al Sur de Granada" encontró su tierra y la sencillez de sus gentes que inspiraron sus relatos
Gerald Brenan (Sliema, Malta, 1894- Alhaurín el Grande, Málaga, 1987)
Enamorado del Sur
Escritor e hispanista inglés. Encontró en La Alpujarra granadina la paz y el silencio que buscaba al término de la I Guerra Mundial. En el pequeño pueblo de Yegen se siente como en casa, se enamora, escribe y se identifica con una forma de vivir en aquellas sierras tachonadas de aldeas. "Esta fue mi tierra”, escribió en uno de sus famosos libros, Al Sur de Granada. Con la mirada de Brenan se descubren unas alpujarras distintas, esas que mostró a sus numerosos amigos escritores británicos y americanos. Su casa en Yegen es lugar de peregrinación. Gerald Brenan describe la vida cotidiana de estos pueblos durante la segunda década del siglo XX, con un relato lleno de poesía y belleza. Hijo adoptivo de Ugíjar, pueblo localizado en el corazón de La Alpujarra. Vivió también en Mecina Fondales (Granada) y en Churriana y Alhaurín el Grande (Málaga). Descubrir las Alpujarras siguiendo los relatos de Brenan es algo impagable. Al hispanista inglés se le debe otro libro con una visión muy personal de la guerra civil española, El laberinto español.
Yegen, el valor de la sencillez
Gerald Brenan recorre todas las Alpujarras a pie o en burro, hasta encontrar en Yegen su casa. Un pueblo pobre, uno de los más pobres entre los 80 que tachonan la Alpujarra, escribe. Y añade: "pueblo pobre pero hermoso en su forma primitiva”. Era el año 1920 y hasta 1934 anduvo por las alpujarras granadinas y almerienses. Estaba fascinado por la sencillez de sus gentes, su lenguaje, las costumbres y los ritos amorosos. Él mismo encuentra el amor en Yegen y convive con su criada María a la que paga una peseta por día más la comida. En Yegen se conserva la casa donde vivió y es el inicio de los caminos que recorrió Brenan cuando se perdía por aquellas aldeas casi olvidadas pero de ricas tradiciones. La vida tiene para los alpujarreños el valor de la serenidad y la sencillez y Brenan descubre las huellas de la civilización morisca en la arquitectura popular de los pueblos, con los tinaos, en el paisaje agrícola, con los bancales y en la naturaleza agreste de sus montañas.
La herencia morisca
A Gerald Brenan le atrae poderosamente la herencia andalusí, manifiesta en todas las aldeas, en sus costumbres y tradiciones. Para llegar a Yegen subiendo desde Órgiva, cabecera de las Alpujarras, atraviesa el Barranco de Poqueira, primero en un renqueante autobús y luego en mula, entre higueras, olivos y almendros. A la izquierda, encaramadas en las estribaciones del Parque Natural de Sierra Nevada, uno de los más grandes de España, hay tres aldeas como bancales blancos: Pampaneira, Capileira y Bubión. Gerald Brenan se sorprende de las casas que se amontonan en inquietante equilibrio; encaladas y de tejados planos de pizarra y launa, erizados de chimeneas y de donde sale "un humo azul con olor a retama, a tomillo y a espliego”, escribe Brenan. Pasado Mecina Bombarón se atraviesa el barranco de los Bérchules hasta llevar a Juviles, Válor y Trevélez, el pueblo más alto de Europa con sus casas que se desparraman por la ladera. Merece la pena subir para degustar jamón y para animosos del senderismo subir hasta el Mulhacén.
La Taha de Mecina
Los recuerdos moriscos cobran vida en los pueblos que conforman La Tahá, con Pitres como cabecera de la comarca y Mecina Fondales donde vivió una temporada Gerald Brenan. La Tahá está fertilizada por los ríos Trevélez, Guadalfeo y Poqueira y se necesitan como dos días para recorrer los pueblos que la integran: Pitres, Mecina Fondales, Ferreirola, Capileirilla, Atalbéitar, Fondales y Mecinilla. Todos ellos se hallan por encima de los 1.200 metros de altitud, con las nieves dando vida a veneros, aljibes y riachuelos.
Es obligada la visita a los secaderos de jamones (Pórtugos, Pitres, Trevélez y otros más) y degustar un buen pernil con el vino alpujarreño. Es una recomendación de Brenan a sus amigos escritores ingleses cuando lo visitaban. Como hacer un descanso en el camino para beber agua ferruginosa de la Fuente Agria de Pórtugos.
La rebelión morisca
Cerca de Yegen está el pueblo de Válor, en la ruta que solía llevar a Gerald Brenan por aquellos caminos más bien aptos para burros y mulas, con las cabras entre riscos. En Válor se conserva la casa donde naciera Abén Humeya, el último caudillo árabe y que lideró la rebelión morisca en estas alejadas tierras. Nada dice Brenan pero en Válor se celebra cada año las fiestas de moros y cristianos, la más espectacular de Andalucía. De Válor, pasando por Ugíjar, se baja hasta Láujar de Andarax ya en la alpujarra almeriense donde es asesinado el caudillo morisco. Láujar fue residencia del último rey nazarí, Boabdil. Es un pueblo que rinde cuentas al agua con las dieciséis fuentes que lo jalonan. Otros atractivos son su hermosa iglesia mudéjar; el Ayuntamiento, construido en ladrillo cocido y rematado con una espadaña metálica y sus casas señoriales de origen morisco. Como en toda la Alpujarra la estrella de la cocina es la comida casera, con sus guisos de liebre y los vinos rosados que conquistaron el paladar de Brenan.
Escapadas al Mediterráneo
"Nuestra villa más cercana era Ugíjar”, escribe Brenan. Tierra de secanos pero con pequeñas huertas. El hispanista inglés se sentía atraído por la feria de ganado y la procesión de la Virgen de Los Martirios. Para Brenan, Ugíjar era un lugar pequeño, limpio, hermoso, rodeado de naranjales. Este pueblo lo haría hijo adoptivo. A veces, Gerald Brenan, cargado por la soledad y la dureza de la alpujarra alta, bajaba hasta Almería, con sus famosas escapadas a los burdeles. Eran unas fugas tardías pero reconfortantes y solía también buscar nuevos pueblos para ir alimentando recuerdos y memoria para lo que luego sería su libro sobre las Alpujarras, como Berja, Fondón, Alcolea o el puerto de la Ragua, tradicional vía de comunicación entre la Alpujarra y el Marquesado del Zenete.
Sierra Nevada
El espacio natural Sierra Nevada, integrado por el parque nacional y natural del mismo nombre, impresiona por ser un extenso macizo montañoso con un relieve compacto y por tener la cima más alta de la Península Ibérica, el Mulhacén con 3.479 metros. Integrado en la cordillera Penibética se extiende desde el sudeste de Granada hasta el extremo occidental de Almería. Debido a su gran variedad paisajística y a poseer unos valores naturales exclusivos ha obtenido diversas figuras de protección. Además de ser Parque Natural y Parque Nacional, está reconocido internacionalmente como Reserva de la Biosfera.
En la alta montaña, como en el Veleta o en el Tajo de los Machos, al refugio de roquedos y entre las grietas naturales de la roca, se puede disfrutar de la identificación de especies exclusivas como la violeta de Sierra Nevada o la estrella de las nieves. A esta altitud también se localizan hermosos valles de origen glaciar como el de Siete Lagunas.
Su variedad vegetal y climática determina una gran riqueza fáunica. La majestuosa águila real, en cualquier momento, también puede surcar estos cielos.
Al abrigo de la masa boscosa y del espeso matorral vive una amplia comunidad de mamíferos como el jabalí, el zorro, el tejón o la jineta. De entre todos ellos, sin duda, es la cabra montés, muy extendida por estas cordilleras, la que se puede contemplar desde el Valle del río Dílar o del barranco del Poqueira ascendiendo por las laderas y en lo alto de los roquedos.