Soportújar, el pueblo embrujado de Granada
En la parte central de la Alpujarra de Granada, entre los pliegues de las montañas, un pueblo surge de entre la niebla con unos extraños, y rítmicos, cánticos de fondo. Dicen que sus calles están embrujadas y son pocos los que se atreven a salir de noche. Una noche que pertenece a las brujas y sus secuaces. Un lugar solo para los más atrevidos.
Desde la lejanía, Soportújar puede parecer un pueblo más de los muchos que salpican de blanco el verdor de la escarpada Alpujarra granadina. Sus casas de fachadas encaladas asaltan la pendiente de una manera más o menos ordenada, con esos trazados típicos de los pueblos surgidos de montaña surgidos en la época de dominación árabe.
Sin embargo, cuando nos adentramos en sus estrechas calles serpenteantes, podemos percibir algo místico y ciertamente tenebroso. A eso ayudan las omnipresentes referencias a brujería que encontramos ellas.
Los números de las casas vienen acompañados de una bruja volando en su escoba mágica; los faroles presentan gatos negros y escobas voladoras; hay murales pintados sobre las paredes; ollas y cuencos apilados en las esquinas; tiendas de esoterismo y un sinfín de esculturas dedicadas a brujas y sus aliados del más allá.
¿Te atreves a entrar en este portal hacia otro mundo? Si es así, primero te vamos a ayudar con algunos consejos prácticos.
Cómo llegar a Soportújar
Soportújar se encuentra en plena Alpujarra granadina, por lo que lo más sencillo es llegar hasta allí en coche propio y a través de una típica carretera de montaña plagada de interesantes curvas que regalan estupendos miradores.
Desde Granada, tendremos que conducir una hora y cuarto para salvar unos 65 km de distancia. Desde Málaga el viaje dura unas 2 horas.
La opción del transporte público se reduce a la compañía ALSA, que tiene algunos servicios desde Granada, pero son realmente escasos.
De dónde vienen las brujas de Soportújar
Imagino que te estarás preguntando de dónde procede la tradición de las brujas de Soportújar. Pues bien, el origen es algo confuso.
Soportújar existe desde tiempos almohades y al ser expulsados los moriscos en el siglo XVII, tuvo que ser repoblado por cristianos venidos de distintos puntos. Muchos de ellos provenían de lugares cercanos, como Granada o Montilla, pero según cuentan, otros vinieron de Galicia, trayendo consigo las leyendas sobre meigas y otros seres fantásticos.
Dónde comer en Soportújar
Una buena manera de combatir el miedo es degustar los ricos platos de la cocina alpujarreña. Entre ellos destacan sabrosas carnes de cerdo y cordero, así como el plato alpujarreño, que suele llevar ingredientes tan contundentes como morcilla, chorizo, lomo de orza, huevo frito, patatas, jamón serrano y pimientos.
Un buen lugar para probar estas y otras deliciosas viandas es la Taberna Romero, un local tradicional - de esos de toda la vida y con un servicio profesional y amable - que se encuentra a unos pasos del Ayuntamiento y la Plaza de Abastos, centro neurálgico de la población.
Dónde dormir en Soportújar
Si tienes la valentía suficiente como para pasar una noche en Soportújar, quizás te apetezca dormir en Los Llanos, una estupenda casa rural en la que no te faltará de nada, ya que cuenta con piscina, solárium y un magnífico jardín. Un lugar ideal para desconectar de todo, disfrutar de la naturaleza alpujarreña y dejar atrás los miedos de otro mundo.
Experiencia recorriendo Soportújar
Llegamos a Soportújar la víspera de Halloween. No se me ocurre un mejor momento para visitar un pueblo que se halla infestado de brujas. Además, una densa niebla lo cubría todo, creando una atmósfera aún más tenebrosa.
En una jornada tan señalada, Soportújar estaba tan abarrotado que dejamos el coche en la cuesta que lleva al pueblo, nada más girar a la izquierda en el cruce que abandona la principal carretera de montaña por la que habíamos pasado por bellas localidades, como Lanjarón y Órgiva.
La malvada Bruja Baba Yaga
Atrás quedaba la famosa Cueva del Ojo de la Bruja, donde te espera la escultura de una bruja preparando una pócima - no se sabe si curativa o maligna - y una grieta a través de la que, según cuentan, puedes acceder a otros mundos.
Otra bruja, esta de ojos azules, boca desdentada y cabello ralo y del color de la nieve, nos esperaba a la entrada del pueblo. Su nombre: Baba Yaga.
Esta bruja es, en realidad, un ser sobrenatural reconocido en la mitología eslava. En Rusia creen que habita en los bosques, en una casa de madera que se sustenta sobre unas largas patas de ave. En ella espera a que lleguen incautos desorientados en busca de ayuda. A veces les presta tal ayuda, y otras veces los devora. Además, tiene predilección por los niños.
El Mirador del Embrujo
Seguimos ascendiendo la empinada cuesta hasta llegar a la calle que lleva a la Plaza de Abastos, a la que se asoman el Ayuntamiento y la magnífica iglesia de Santa María la Mayor, un bello templo del siglo XVI que fue levantado sobre una mezquita - práctica habitual en la zona después de la Reconquista - y aún mantiene su aire mudéjar original.
Sin embargo, lejos de hacer cola para visitar la iglesia, la gente - en su mayoría ataviada con sombreros de bruja y disfraces de otros monstruos y seres fantásticos típicos de Halloween - esperaba pacientemente para poder tomarse una foto junto a las estatuas de las brujas que remueven el contenido de un caldero.
Desde el mirador, la panorámica es realmente bella, con las montañas y el valle extendiéndose ante ti. Una brizna de realidad en un portal a otro mundo.
La Fuente del Dragón
Tras tomarnos la foto de rigor, continuamos internándonos en el pueblo y nos topamos, tras caminar tan solo unos pasos, con la magnífica Fuente del Dragón.
Como aquí nadie hacía cola, me acerqué a beber de sus aguas, las cuales, según cuentan, poseen propiedades afrodisíacas e incluso potencian la fertilidad. Uno de esos mitos que a todos nos gusta creer a pies juntillas.
El pozo de los deseos
Otra de las cosas que no puede faltar en un pueblo encantado es un pozo de los deseos. Y en Soportújar lo encontramos muy cerca de la Fuente del Dragón. Al llegar, vimos a un chaval asomado al pozo. No sabemos que vio, pero nosotros nos asomamos para descubrir si conectaba con el inframundo o tenía fondo.
¿Queréis saber qué es lo que nos encontramos? ¡Pues para ello tendréis que acercaros a Soportújar!
La calle más estrecha
A unos metros del pozo de los deseos se halla un callejón que no tiene más de 47 cm de ancho en su punto más angosto. Esta calle es una de las más estrechas de Andalucía y le han dado el nombre de Zanjilla.
El mural que hay junto a la calle Zanjilla muestra un libro abierto que nos regala el siguiente aviso: "De día las brujas puedes ver, pero márchate antes del anochecer". Espeluznante, ¿Verdad? ¿Crees que hicimos caso a la advertencia?
La araña gigante
Pues no. No nos marchamos del pueblo a pesar de que ya estaba cayendo la tarde. Fuimos unos auténticos valientes o, al menos, hasta que nos topamos de frente con una enorme araña negra que mostraba un cuerpo moteado de lunares rojos. Su piel flamenca no nos engañó y pasamos a cierta distancia sospechando que su picadura podría contener un veneno mortal.
La casita de chocolate
Y como en todo pueblo fantasmagórico que se precie, en Soportújar no puede faltar otro icono inolvidable de los cuentos de terror para niños: la casita de chocolate.
Se encuentra en la parte alta del pueblo, justo por encima de la casa de Baba Yaga y la fuente adyacente. La casita de chocolate posee una fachada atractiva, llena de colorido y decorada con multitud de dulces, galletas y bombones. Es totalmente irresistible y no os aconsejo que dejéis que vuestros hijos se acerquen a ella. ¡Avisados estáis!
La era de los Aquelarres y calles variadas
Cuando subimos hasta el mirador del Aquelarre (también conocido como la era de los Aquelarres) sabíamos que no podríamos disfrutar de las magníficas vistas que proporciona en los días claros, pues la niebla apenas dejaba ver más allá de 40 o 50 metros.
Sin embargo, merece la pena subir aquí para ver las esculturas de brujas, gatos, calaveras y calderos que acompañan a las vistas al mar, el valle de Órgiva e incluso la costa norte de África.
Cuentan las historias que aquí se reunían las brujas para realizar sus aquelarres. Cierto o no, desde este punto se puede sentir la magia que inunda Soportújar. Un pueblo que nos hace temer y soñar a partes iguales. Un lugar en el que nos sentimos niños de nuevo.
David Escribano - Blog de viajes "Viajablog"