Soleá
Cante con copla de tres o cuatro versos octosílabos con rima consonante o asonante. Su origen puede estar en el siglo XIX, como cante que acompañaba a un baile llamado jaleo.
Sin embargo, poco a poco se fue convirtiendo en un cante con entidad propia. La primera referencia que se tiene de este estilo es la de la Andonda, cantaora de Triana que ha pasado a la historia por este menester.
De esto se deduce que la soleá es un cante de origen trianero. Sin embargo, su expansión es rápida. Una gitana llamada la Paula se marcha con toda su familia a Alcalá de Guadaira, fundando allí la saga de los Gordos. Toda esta gente traía el cante por soleá desde Triana, pero en la tierra de la Virgen del Águila amasó un nuevo estilo autóctono que perdura hasta nuestros días y del que su mayor representante, según Antonio Mairena, es Joaquín el de la Paula, aunque es obligatorio hablar también de Juan Talega y Manolito de María.
De una forma parecida la soleá llega también a Jerez, donde Antonio Frijones crea otro estilo propio, y a Cádiz, donde la riqueza solearera obligaría a mencionar a infinidad de artistas, entre los que destacan el Mellizo, Paquirri el Guanté y Curro Durse.
Un caso aparte es el de Utrera. Hasta esta gitanísima localidad sevillana llega una jerezana llamada Mercé la Serneta para casarse con el padre de los Álvarez Quintero en segundas nupcias. Allí esta gitana desarrolla su cante por soleá y de ella toman la referencia Rosario la del Colorao y los Perrate, que acaban creando estilo en la localidad.
Es el mismo proceder que el de Lebrija, a donde llega el jerezano Juaniquín con otra modalidad muy remarcada. Otras localidades con soleá propia son Marchena: la de la Tía Gilica- y Córdoba: Onofre, que toma la referencia del estilo trianero de Ramón el Ollero-.
Es uno de los palos más ricos del flamenco en la actualidad, se ejecuta a ¾ y se puede acompañar a la guitarra en tonos modales tanto por arriba como por medio.