Los Parques Naturales de Andújar y Despeñaperros, en Jaén, y Cardeña-Montoro, en Córdoba, ofrecen refugios imprescindibles para la protección del gran felino mediterráneo. Así como instalaciones y rutas para, con un poco de suerte, disfrutar de su observación.

Visitantes de todo el mundo viajan hasta estas localidades con el objetivo de ver al esquivo animal en su hábitat natural, además de observar otras especies como las grandes rapaces que sobrevuelan la zona, un número importante de ungulados o la huidiza nutria.

Reconocida como la especie felina más amenazada de todo el mundo, hace tan solo un par de décadas la población no superaba los cien ejemplares y se encontraba en riesgo de extinción total. En la actualidad cuenta con más de 1.000 individuos, la mayoría censados en Andalucía y con una distribución que ha colonizado áreas limítrofes con las originales, como la cuenca del Guarrizas y Alto Guadiato, sin olvidar la presencia en Doñana. 

 Se pone el sol, despierta el lince

Como depredador crepuscular, el lince sale de su refugio a cazar cuando cae la noche desarrollando un andar cauto y silencioso, por lo que verlo en acción es tarea complicada.  El Centro de Interpretación del lince ibérico en Andújar y el Centro de Cría La Olivilla en Santa Elena, son opciones de avistamiento seguro. 

El primero es visita imprescindible si se quieren conocer aspectos relacionados con la biología, ecología y comportamiento del lince ibérico. El segundo, cuyas instalaciones están habilitadas para la reproducción de la especie, cuenta en el vecino Centro de Visitantes Llano de las Américas (Santa Elena) con una sala para observar en tiempo real la actividad de los diferentes ejemplares.