Reales Atarazanas de Sevilla
Alfonso X decide la edificación de las Reales Atarazanas de Sevilla en 1252, con el fin de construir galeras fuera del recinto amurallado y muy cerca del Guadalquivir, en la zona comprendida entre la Torre del Oro, la Torre de la Plata, y la Puerta del Carbón y Postigo del Aceite.
En el barrio de El Arenal se levantan 17 enormes naves de fábrica de ladrillo en sentido perpendicular al Guadalquivir y delante de la cerca almohade de la ciudad, donde los carpinteros de ribera se esforzaban en la construcción de barcos y los pescadores y almacenistas se dedicaban a la salazón del pescado. Más adelante se destinaron a almacenes reales y aduana, sirviendo a partir del siglo XVIII como fábrica y depósito de artillería, siendo el Ejército el último de los grandes inquilinos en la historia de la Reales Atarazanas, hasta casi finales del siglo XX. En ellas, estando preso, también encontró la muerte el sefardí Samuel ha-Leví (Contador Mayor de Pedro I, notable judío que mandara edificar la reconocida Sinagoga del Tránsito, de Toledo).
Arquitectónicamente se trata de una inmensa obra gótica y mudéjar construida toda ella en fábrica de ladrillo, que muestra del influjo del arte almohade en las construcciones medievales en la ciudad de Sevilla. Asombran las enormes dimensiones de sus anchas y largas naves adosadas y cubiertas por bóvedas de arista, apropiadas para la construcción de los mayores barcos de la época. Estas naves se comunican lateralmente a través de gruesos arcos ligeramente apuntados y enfrentados entre sí que arrancan directamente desde el suelo. En conjunto provocan perspectivas de una insólita belleza.
En este momento las Atarazanas se encuentran cerradas en proceso de reforma.