Santuarios ibéricos de Jaén: la Cueva de la Lobera
La provincia de Jaén representa el cénit de la cultura íbera, un territorio con imponentes ciudades fortificadas, oppidum y torrus, pero también necrópolis y santuarios, como son la Cueva de la Lobera en Castellar, la Cueva de los Muñecos de Santa Elena o los localizados en el oppidum de Puente Tablas, en las inmediaciones de Jaén.
El extraordinario patrimonio arqueológico que nos legó la cultura íbera en la provincia de Jaén, entre los siglos VII y I a. C., es único en el mundo y articula una interesante ruta turística denominada ‘Viaje al Tiempo de los Íberos’. Se trata de un proyecto promovido por la Diputación de Jaén, en coordinación con los distintos ayuntamientos y la colaboración de la Consejería de Cultura y el Centro Andaluz de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén, que en los últimos años se ha extendido a provincias limítrofes, como Granada y Córdoba.
El itinerario, que ofrece a los visitantes yacimientos arqueológicos, museos, centros de interpretación y una amplia diversidad de experiencias, permite indagar en cuáles eran sus creencias respecto al más allá. Sabemos, gracias a los restos hallados, que los íberos eran incinerados en necrópolis bien organizadas junto a los oppidas, grandes y pequeños centros urbanos que ensalzaban el poder de sus linajes mediante impresionantes fortificaciones. Las tumbas y sus ajuares funerarios eran un fiel reflejo de las diferencias sociales.
Los íberos y el más allá
Los santuarios, mayormente enclaves naturales de gran belleza y atractivo, eran los espacios sacralizados donde los íberos conectaban con sus divinidades. Uno de los más importantes lo encontramos en el Santuario de la Cueva de la Lobera en Castellar, un lugar cargado de magia e historia. Localizado bajo una cornisa rocosa, su enclave era estratégico porque, localizado junto a Vía Heraclea, relevante vía de comunicación, representaba la frontera del reino de los oretani de Cástulo.
Construido aprovechando tres cuevas naturales, este sacro lugar tiene como núcleo principal la conocida Cueva de la Lobera, que tiene por delante varias terrazas artificiales destinadas a diferentes usos litúrgicos. Del sitio, se recuperaron un gran número de exvotos de bronce que hoy se exponen en diversos museos de Europa y también en el Museo de Castellar. Además de la visita a la cueva y al museo, coincidiendo con los equinoccios de primavera y otoño, en el yacimiento se organizan interesantes actividades, como recreaciones históricas, talleres artesanales y de elaboración de exvotos, representaciones teatrales y degustaciones del tradicional vino de rosas.
En este recorrido místico a través de la cultura íbera, otra cita obligada es la Cueva de los Muñecos, que forma parte del santuario ibérico de Collado de los Jardines de Santa Elena, en pleno Parque Natural de Despeñaperros y junto al Monumento Natural de Los Órganos. A esta cueva se la conoce así porque en ella se encontraron gran cantidad de figuritas de bronce o exvotos, llamados "muñecos” por los lugareños. Los íberos los elaboraban como ofrenda divina, pues en muchos casos representan figuras humanas —guerreros, hombres, mujeres y niños—, que de alguna manera encierran una petición y un compromiso con los dioses.
Por último, aconsejamos visitar el excepcional oppidum íbero de Puente Tablas, en Jaén capital, que posee su propio Centro de Interpretación. En el yacimiento, junto a la denominada Puerta del Sol, se han descubierto dos interesantes santuarios, uno dedicado a una divinidad femenina y otro construido sobre terrazas, donde destacan varias cuevas que seguramente formaban parte de un rito oracular. En el lugar, y con motivo de los equinoccios, se organizan conciertos, visitas guiadas y teatralizadas, actividades infantiles y talleres.