El Pósito de Santa Elena

El Pósito de Santa Elena fue construido en el año 1794 durante las actuaciones de Olavide en referencia a los colonos de las Nuevas Poblaciones y su asistencia. Los colonos recibieron una suerte de 50 fanegas (unas 33 ha.), con su casa o cortijo, una cerda para criar, seis gallinas y un gallo, veinte fanegas de trigo, seis de cebada, un azadón, una azada, un arado y dos rejas; además de una serie de servicios sociales y asistenciales.

Durante este periodo se introdujeron nuevos cultivos, modernas técnicas e industrias: siembra de lino y cáñamo, moreras para el cultivo de la seda, dos fábricas de paños y una de seda, fábricas de aceite y de jabón, tenerías, alfares, se promovió la artesanía, etc.

La agricultura y en particular el Pósito tuvieron un protagonismo esencial en el proyecto de colonización. Olavide y sus subdelegados pusieron especial interés, control y cuidado en esta instrucción agraria, que era más que un "mero almacén de grano". El Pósito además de su interés económico, cumplía una función social que fue potenciada desde el primer momento en las Nuevas Poblaciones: "aliviar los efectos de las malas cosechas". También cumplía una función didáctica, dado que era utilizada por los gobernantes ilustrados para difundir órdenes y técnicas para mejorar las cosechas de los colonos. La superintendencia disponía cuándo y cómo debían de realizarse el reparto de grano para la siembra, también ponía métodos para sancionar a los colonos que no cumplían las leyes dictadas por la superintendencia.

Con el paso del tiempo, después de dejar de ser utilizado como Pósito, el edificio ha albergado diversas instituciones. En la actualidad, es sede del Hogar del Jubilado, el Centro de Adultos "Martín Halaja" y el Centro Guadalinfo.