Los Órganos

El Monumento Natural de Los Órganos es uno de los lugares más destacados del Desfiladero de Despeñaperros, donde se alza este conjunto de enormes y afiladas columnas de roca que se asemejan a los tubos del órgano de una gran catedral. Aumenta la belleza de este paraje el contraste cromático del gris de las rocas con el intenso amarillo y anaranjado de las diferentes especies de líquenes que agarrados a la piedra sobreviven.

Desde el cercano mirador se puede contemplar este monumento natural, cuyo origen es sorprendente. Hace 500 millones de años toda el área estaba cubierta por un mar de escasa profundidad. La zona, lentamente fue rellenándose de arenas y arcillas que, desde la Meseta Ibérica, traían los ríos que aquí venían a desembocar. Fue hace unos 300 millones de años cuando las fuerzas de la tierra hicieron emerger ese fondo marino ahora formado por cuarcitas (arenas) con intercalaciones de pizarra (limos), doblando sus estratos hasta quebrarlos disponiéndolos verticalmente. A partir de ese momento, la erosión diferencial de las aguas y el viento han ido esculpiendo el relieve, creando hermosas y agresivas formas, como estos órganos.

El Desfiladero de Despeñaperros, como lugar de tránsito entre la Meseta y el Alto Guadalquivir, ha sido lugar de asentamiento de muchas civilizaciones. En este monumento natural, como en todo Despeñaperros y la vecina Cimbarra, el hombre prehistórico dejó un importante legado en forma de pinturas rupestres, declaradas como Patrimonio de la Humanidad, y santuarios ibéricos, como el del Collado de los Jardines. Muy cerca de este desfiladero tubo también lugar la reconocida batalla de Las Navas de Tolosa (1212).

Valientemente, a modo de agraciados malabaristas, sobre las rocas se sostienen encinas, alcornoques y matorral, que han encontrado un mínimo de suelo donde formar un espectacular bosque mediterráneo que da cobijo a ginetas, garduñas y numerosas rapaces.