La Villa Romana de Salar, una gran desconocida hasta hace poco, pero que a tenor de los últimos descubrimientos ha ido tomando un mayor auge.
La Villa Romana de Salar se descubre por casualidad, en el año 2004, durante las obras para la construcción de una estación depuradora de aguas residuales. Al constatarse la aparición de restos arqueológicos, se paralizan las obras, y en 2006, se realiza la primera excavación que ya permite vislumbrar que estamos ante una villa romana de gran entidad.
Las posteriores excavaciones arqueológicas, la confirman como una de las más importantes de la Península Ibérica por su riqueza arquitectónica y decorativa. El proyecto de excavación, conservación y puesta en valor de la villa romana de Salar continúa a día de hoy, tras la aparición de los restos se paralizaron las obras, y a partir de 2006 se comenzaron los estudios arqueológicos. Aunque las máquinas ya habían dejado una huella irreparable en el yacimiento, se ha podido recuperar un sector importante de la “pars urbana”, de una lujosa villa romana.
La Villa Romana de Salar tiene su inicio en el primer cuarto del siglo I de nuestra era, y es abandonada durante la primera mitad del siglo VI. Solo se ha excavado una pequeña área de la villa romana. Se ha dejado al descubierto, la parte del patio central de la villa o peristilo, un triclinio que sería el comedor principal, y el espacio dedicado a las ninfas conocido como ninfeo. El conjunto se completa con habitaciones a sendos lados del ambulacro del peristilo.