Ruta Histórico - Monumental
Como si de un museo viviente, aunque mal conservado, se tratara, la Andalucía del siglo XIX contaba con innumerables monumentos y con trazados urbanos bien conservados. Las antiguas capitales de los reinos musulmanes, Sevilla, Córdoba y Granada, además de los muchos pueblos que constituían sus líneas fronterizas, ofrecen todavía una riqueza arquitectónica de difícil parangón.
A través de su imagen el viajero reconocía la Andalucía que buscaba, sin atender, en muchos casos, a la realidad contradictoria, difícil y convulsa de la España del siglo XIX. Ellos perseguían el exotismo. Los andaluces esperaban el ferrocarril. Así, a la par que se fraguaba la imagen romántica de Andalucía, sus campos se roturaban, sus ciudades quedaban liberadas de las murallas, y la desamortización de Mendizábal abría nuevos espacios urbanos donde antes se extendieran la huertas conventuales. Seguro de encontrar hospedaje, el viajero que elegía esta ruta revivía la dominación musulmana en el Alcázar y en la Mezquita de Córdoba, la riqueza del Siglo de Oro en las casas, palacios y en la Iglesia Parroquial de Santa Cruz de Ecija, el aliento gótico de las iglesias de Carmona del Salvador, Santiago, San Blas, San Felipe, San Bartolomé y San Pedro, la espectacularidad barroca en Sevilla, la pujanza burguesa en las casas de Jerez de la Frontera y del Puerto de Santa María, el pulso comercial en Cádiz, la sensibilidad árabe, en Granada, y la severa elegancia del renacimiento español en Úbeda y Baeza