Ruta en moto Valle de los Pedroches
En ruta
La ruta comienza en Pozoblanco (parada 1), centro neurálgico de la comarca de Los Pedroches. Salimos dirección sur por caminos en buen estado, rodando entre muros de piedra que nos recuerdan el uso tradicional ganadero de estas cañadas. Aquí destaca el típico bosque mediterráneo, aclarado, formado principalmente por encinas y alcornoques, destinado a explotaciones agrícolas extensivas para ganado vacuno, porcino y ovino. Es lugar de la muy afamada montanera de otoño, que nutre de bellota a las piaras de cerdo ibérico. Las pistas son sencillas y agradables, haciéndose más técnicas y reviradas a medida que avanzamos hacia las sierras del sur.
Tras unos breves kilómetros disfrutando de una carretera de montaña, proseguimos por un tramo con una lenta y sinuosa bajada entre olivos que nos lleva hasta el río Cuzna (parada 2), en el fondo del valle, que cruzamos por un vado con piedras. Este cauce conforma un bosque de galería bien conservado, con tramos que mantienen fresnedas fragmentarias, a veces mezcladas con alisos. Desde el valle fluvial, la subida se hace ahora por un camino sinuoso con fuertes pendientes y algunas curvas de 180º. Las motos más grandes y los pilotos con menos experiencia tendrán que prestar más atención en esta subida.
Superado un pequeño tramo de carretera, llegamos a la última parte de la ruta, una agradable y sencilla pista con buen piso, entre fincas de olivos y frutales. Con magníficas vistas de los profundos valles que fragmentan esta zona, va a culminar en la carretera que, en unos pocos kilómetros, nos lleva a Villaharta (parada 3). Ya en tierras del Valle del Guadiato, es punto final de nuestro recorrido.
A modo de colofón de la ruta, la villa, cuyo origen se encuentra en una antigua venta y cruce de caminos, es buen lugar para degustar una gastronomía estrechamente vinculada con la dehesa y su riqueza ganadera. Siendo su jamón ibérico el protagonista principal, acreditado bajo Denominación de Origen Protegida, no son menos exquisitos sus embutidos, quesos y caldereta de cordero. Pero también cuenta con platos menos contundentes y hondas raíces, como las ensaladas de berros, hinojos o cardillos, que en invierno se ven sustituidas por sopas y caldos, y en verano por gazpachos y pistos de verduras. En cuanto a postres, la comarca atesora variedades como los rejones, las natillas de suero, las gachas o los obispos.
Punto selfie #villaharta
Parroquia de Nuestra Señora de La Piedad, en Villaharta. Erigida en 1828, en ella choca el sabor barroco de su interior con el exterior, que refleja el gusto neoclásico de la época. Un nido de cigüeñas remata su campanario en espadaña, donde alterna un sencillo ladrillo rojo y blanco.