Ruta en moto Sierra de Grazalema
Rodando a vista de pájaro
Ruta de enormes desniveles, rodaremos a la par que las nubes. Desde arriba, la campiña se nos presenta como un mapa cartográfico, de carreteras con cientos de curvas que se dibujan sobre una inmensa paleta de colores, desde el verde intenso de los pinsapos al amarillo de los cañones, del blanco de sus pueblos al gris de las rocas, del azul del cielo al rojo de los alcornoques… Espacios abiertos, pasos angostos, castillos y fortalezas, picos que rompen el horizonte y embalses que dormitan sobre sus aguas… Así es la sierra con mayores precipitaciones de España. Contrastes en el noreste de la provincia de Cádiz.
En ruta
Partimos del pueblo de El Bosque, frondoso inicio en la cota más baja de nuestra ruta. Casi sin darnos cuenta, en apenas 30 kilómetros, subimos a más de 1.000 metros de altitud. La carretera es estrecha, llena de curvas y con un asfalto magnífico. Las vistas, espectaculares, nos obligan a parar y disfrutarlas una y otra vez. Cruzamos Benamahoma (parada 1), pueblo blanco conocido por el mágico manantial de su nacimiento. Tras dejar atrás su coqueto callejero, son altos obligados los miradores del Puerto del Boyar (parada 2), con impresionantes vistas hacia el valle y la costa de Cádiz; y del Puerto de Las Palomas (parada 3), donde sobrecoge la panorámica que da vista a la campiña sevillana, tan lejana como el horizonte. La bajada hasta Zahara de la Sierra por la CA-9104 es lenta, estrecha y muy sinuosa. Mucha precaución con las numerosas curvas sin visibilidad que nos asoman al abismo, atrayente pero traicionero.
Dominada por su espigado castillo y escoltada por las tranquilas aguas de su embalse, dejamos atrás la escarpada Zahara (parada 4). Con el rumbo puesto en Algodonales, la carretera se ensancha y estira durante unos pocos kilómetros, volviendo a ser estrecha y sinuosa cuando nos desviamos por la A-374, primero, y después por la N-342. En este tramo encontraremos numerosos baches y escalones en un asfalto con poco agarre, que nos acompañará durante gran parte de la ruta.
Disfrutando de la señorial estampa de Olvera (parada 5), del perfil de su castillo e iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, rodamos en descenso hasta apreciar la bella postal de Torre Alháquime (parada 6). Conjunto Histórico-Artístico, destaca por el trazado laberíntico de sus calles y por contar con una prueba para los amantes del motor, la Subida a los Remedios. Circulamos ahora por la CA-9120, por el cañón que el río Trejo ha excavado en la roca viva. La garganta culmina en la angosta y curiosísima arquitectura, casi troglodita, de Setenil de Las Bodegas (parada 7). Pueblo también declarado Conjunto Histórico-Artístico.
Tras reponer fuerzas en Setenil, que hace gala de una cultura gastronómica de primer orden, regresamos a la ruta: su típica sopa cortijera, el exquisito revuelto de espárragos, sus contundentes migas con chorizo o el excepcional queso de cabra con miel, entre otras muchas especialidades. Superado Montecorto, que nos ofrece impresionantes vistas del macizo de Grazalema, penetramos en la sierra por la CA-9123, una carretera de asfalto irregular, estrecha y sinuosa. Las motos con suspensiones más duras tendrán que bajar el ritmo. En lo más recóndito de la sierra, Grazalema (parada 8) nos recibe como la gran anfitriona que es. Un pueblo blanco, limpio, para pasear y disfrutar con calma de su callejero y del carácter de su gente, pero también para degustar una gastronomía que tiene como protagonista al cordero guisado con setas, o su reconfortante sopa de Grazalema. No es de menor calidad su queso de cabra payoya y oveja merina, o su dulcería: amarguillos, cubiletes y bollos de almendras. No te marches del lugar sin conocer la historia de su industria lanera y sin llevarte una manta o un poncho.
Continuamos ruta subiendo a Villaluenga del Rosario (parada 9), santuario para los espeleólogos y poseedora de una plaza de toros muy antigua y singular. Rodamos después por la Manga, un pasillo estrecho entre paredes verticales, vía de comunicación natural entre las Sierras de Cádiz y Ronda, con su calzada, que dicen romana, junto a la carretera y testimonio del paso de los siglos. El asfalto mejora desde Benaocaz. Una vertiginosa bajada con curvas de 180º y una alto inevitable, la ciudad romana de Ocuri (parada 10), nos lleva hasta Ubrique. Finalmente desembocamos en Ubrique (parada 11), centro neurálgico de la artesanía del cuero, antes de regresar a El Bosque (parada 12) por una carretera amplia y transitada, de trazado moderno.
Punto selfie #ubrique
Mirador en Ubrique. Situado a nuestros pies y con la Sierra de Grazalema a la espalda, nos ofrece una espectacular panorámica de la ciudad. Recientemente, estas sierras han sido catalogadas como Destino Starlight por la calidad de sus cielos, lugar privilegiado para la observación nocturna de los astros.