Offroad tras las huellas del último glaciar meridional.
Esta ruta circular, sencilla pero intensa, nos permite recorrer y conocer una porción muy interesante de la Sierra de Gádor. Rodando principalmente por el término municipal de Felix, nos lleva por pistas de montaña excitantes mientras que nos ofrece panorámicas espectaculares en sus 360º, desde las cumbres de Sierra Nevada y el hechizante mar de plástico almeriense, hasta el Mediterráneo. En días claros incluso se observa la costa africana. Un balcón con vistas continuas, que llegan a ser casi infinitas, mientras descubrimos los secretos de estas tierras. Una gratificante ruta offroad para disfrutar del placer de montar en moto en cualquier época del año
En ruta:
Partimos del pueblo de Felix, en concreto de su iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación (parada 1), haciendo casi de inmediato un alto en el mirador de La Capitana (parada 2). Elevado sobre la bahía de Almería, ofrece espléndidas vistas de Aguadulce y la costa. Seguimos con dirección norte por una pista en buen estado, sinuosa, pero de un ancho adecuado, que asciende hasta la Balsa de la Chanata (parada 3). Se trata de una laguna de montaña, en invierno congelada, que es cruce de caminos y punto de encuentro para los senderistas que recorren la zona. Otra manera más paciente y ‘slow’ de profundizar en el conocimiento de este territorio. Continuamos subiendo por la vertiente norte de la sierra hasta superar los 1.700 metros, con vistas impresionantes de las cumbres de Sierra Nevada y del campo de Dalías. Una postal muy singular gestada por la agricultura intensiva bajo plástico más importante del planeta, hoy indudable motor económico del Poniente Almeriense. Las pistas se encuentran en buen estado, son anchas y rectas, aunque en el último tramo la pendiente es elevada y aparecen piedras sueltas en el camino.
La ruta nos introduce en el corazón del macizo montañoso, una sucesión de navas y pequeñas lagunas que cobijan los vestigios glaciares más meridionales de la Península Ibérica. A lo largo del itinerario se pueden apreciar antiguos vestigios mineros, principalmente de extracción de plomo y plata, que fueron abandonadas en la segunda mitad del siglo XX. El track discurre por parajes de alto valor ecológico, extremad las precauciones. Es nuestra obligación su conservación.
Iniciamos la bajada, y la vuelta al punto de partida, recorriendo la vertiente sur. Ahora debemos rodar con cuidado, pues encontramos pendientes bacheadas y mucha piedra. Merece la pena detenerse, respirar la montaña y disfrutar de la panorámica del mar Mediterráneo. Casi al final de la ruta, la pista se estrecha y se vuelve muy sinuosa. Hay que bajar el ritmo e ir con precaución. Tras unos últimos kilómetros de ascenso, llegamos al punto de inicio, el pueblo de Felix y a su castillo (parada 4), punto final de nuestra ruta.
Es hora de reponer fuerzas degustando la gastronomía que ofrece la montaña del poniente almeriense. Felix cuenta con una cultura culinaria de honda tradición y enorme sabor, así ocurre con elaboraciones en las que tienen un papel destacado los cereales y las harinas, platos contundentes, eficaces para combatir el frío, como el trigo pelao, las talvinas, los gurullos o los tallarines. Pero también otros menos recios, pero siempre sustentados en la producción de cercanía, como las acelgas esparragás, el conejo al ajillo, las gachas colorás, el pimentón de Felix o el ajoblanco. En materia repostera ofrecen sus panes, de mosto o aceite, los típicos borrachillos y los tortos caseros.
Punto selfie #felix
La Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, en el pueblo Felix, también conocida como iglesia fortaleza, es reconocible por su característica torre-fuerte de dos cuerpos. Mientras que el primero de ellos es de forma troncopiramidal, el segundo o cuerpo de campanas es un añadido de época reciente que ha borrado la huella militar de la torre. Situada en la Plaza de la Libertad, fue construida en el siglo XVI en estilo mudéjar, aunque presenta diferentes reformas posteriores.