Ruta en moto Sierra Alhama - Costa Tropical
Montar en moto no es sólo ir de un punto ‘A’ al punto ‘B’. Lo importante es disfrutar del camino y recorrer kilómetros llenos de emoción, sólo por puro placer. Y justo estas son las razones de esta ruta, que nos lleva desde Granada hasta la Costa Tropical, un itinerario alternativo, largo y sinuoso, que nos regala una jornada plena de sensaciones. No en vano la ‘Ruta de la Cabra’ es una de la preferidas de los motoristas de la zona. Destaca por su trazado severo y paisajes rotundos, un recorrido impresionante que cuelga de las montañas. En ocasiones la carretera no está en perfecto estado, pero el trazado siempre discurre por un paisaje apabullante, con vistas que realmente quitan el hipo. Una ruta tremenda y una sesión de conducción del más alto nivel.
En ruta
Partimos de la ciudad nazarí de Granada (parada 1) con dirección a Las Gabias. Dejando atrás la urbe monumental y las históricas huertas de la Vega, penetramos en parcelas de tierra calma, de cereal y olivos, donde nos saluda la campiña del Temple. Llegando a La Malahá, encontramos una zona sinuosa, donde, en la umbría y en invierno, debemos tener cuidado por la posible presencia de hielo. Tras un tramo recto y pasar Ventas de Huelma, la carretera vuelve a ser sinuosa, con asfalto en buen estado y poco tráfico, rodando entre campos de cultivo hasta alcanzar el pueblo de Cacín. Salimos del valle del río Cacín por una carretera perfecta para disfrutar de la conducción, con muchas curvas y buena visibilidad, que nos acerca hasta Alhama de Granada (parada 2) ofreciéndonos una sensacional panorámica. Localidad famosa por sus aguas medicinales, es recomendable acercarse a sus miradores de la parte alta del pueblo, donde apreciaremos los profundos tajos formados por el río Alhama.
Desde allí, girando 90º dirección sureste, por la A-4150 ponemos rumbo a la bella lámina del agua del embalse de Los Bermejales y al pueblo de Arenas del Rey (parada 3), en el extremo norte del parque natural de Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama. Bordeamos la cola del embalse por una carretera en buen estado, con curvas largas y redondas, hasta llegar a Fornes y Jayena. Desde este punto, la carretera GR-3302 asciende entre bosques de pino hasta conquistar el alto del Legionario (parada 4). Punto de máxima altitud de nuestra ruta, llega a superar los 1.300 metros sobre el nivel del mar.
Aquí, en el enlace con la A-5040, empieza el plato fuerte de la ruta, una larguísima bajada hasta la costa, lenta, sinuosa y difícil, con asfalto irregular y restos de gravilla. Las vistas sobre el barranco, junto a nosotros, son casi hipnóticas, con el mediterráneo siempre de fondo. Mejor no tener prisa y parar con frecuencia a disfrutar del paisaje y de la vista de los muchos parapentes que surcan los cielos. Hay muchos miradores, cada uno ofrece una visión diferente de la sierra, de los pueblos blancos colgados de la montaña y del Mediterráneo. Parada inevitable es el que da nombre a la ruta: el Mirador de la Cabra (parada 5). Tras pasar por un espectacular túnel excavado en la roca, y cruzarnos con decenas de motos que hacen esta misma ruta, divisamos el pueblo de Otívar, tendido a la solana y mirando plácidamente el mar. Desde el pueblo, la carretera continúa serpenteante y empinada, cabalga sobre barrancos escarpados y da sentido al apelativo de su nombre.
En ruta y bajando, el enmarañado bosque mediterráneo deja paso a la frondosidad de los cultivos tropicales y, tras unos kilómetros repletos de curvas, podremos observar de cerca el impresionante horizonte marino de la Costa Tropical. Allí, en destino, disfrutaremos de las magníficas playas de Almuñécar (parada 6) y de una exquisita gastronomía a pie de mar. La tradición culinaria tiene como protagonistas al pescado y los mariscos del día, siempre presentes en sus lonjas (quisquillas, pargos, doradas, lubinas…), sus hortalizas frescas y las frutas tropicales que tiene por bandera. No podemos irnos de Almuñécar sin probar sus chirimoyas, mangos, papayas y guayabas; o las elaboraciones de más honda tradición, como son su potaje de hinojos, la raya, guisada o al limón, el arroz marinero, la moraga, los espetos de sardinas y los bollos de San Juan.