Ruta en moto Campiña de Cádiz

Offroad por Tierras de frontera

Esta ruta trail por la campiña y estribaciones de la Sierra de Cádiz, sencilla y amena, suma todos los ingredientes para dejarnos el más dulce recuerdo. Recorremos tierras que evocan antiguas batallas, rodando por pistas fáciles con algunos tramos picantes. Pueblos pintorescos cargados de historia, episodios que narran luchas sangrientas, castillos, salinas, embalses, dólmenes y un magnífico marco natural que no desmerece a su historia, nos guiarán por la zona más oculta del norte de la provincia de Cádiz. Una visión diferente de la campiña gaditana, alejada del asfalto, con inicio y final en la singular ciudad de Arcos de la Frontera.

En ruta

Arrancamos en Arcos de la Frontera dirección norte por un breve tramo de la carretera A-393. Salimos del asfalto enhebrando pistas en buen estado que nos llevan al pueblo de Espera (parada 1). A poniente, a nuestra diestra, queda la interesante reserva natural del Complejo Endorreico de las lagunas de Espera. Desde allí, podemos subir al Castillo de Fatétar (parada 2), que nos ofrecerá impresionantes vistas del pueblo y de la campiña.

Proseguimos la ruta combinando carreteras en desuso para el tráfico rodado –mucho cuidado con las piedras, la grava y los agujeros– y caminos agrícolas. En época de lluvias pueden encontrarse en mal estado, con presencia de charcos y roderas, ¡precaución! La ruta nos lleva junto al pueblo de Coto de Bornos y a través de la cola del embalse. Si hay barro, podemos encontrar dificultades. ¡Cuidado!

Ya en la ciudad de Villamartín (parada 3), podemos detenernos y disfrutar de la sabrosa gastronomía de la comarca. Su cocina ofrece una impresionante variedad de tapas, guisos y postres. A destacar, sus ‘zopas’ de tomate o de espárragos, que tienen como base el pan, sin caldo, y da como resultado una especie masa o tortilla con un sabor inconfundible. Destacan también los caracoles y las cabrillas en salsa.

Continuando la ruta, ya en el extremo de la campiña, merece una visita el Dolmen de Alberite. Justo a pie del camino, con vistas a la Sierra de Cádiz, se levanta ante nosotros exhibiendo 6.000 años de historia. Por cierto, a tiro de piedra se encuentra la Hacienda el Rosalejo, lugar donde se gestó el cuerpo de la Guardia Civil. Algo más adelante, la pista se vuelve sinuosa, aunque presenta buen estado general, y rodamos envueltos por una frondosa vegetación, a los pies del parque natural Sierra de Grazalema. Superando el pueblo de Prado del Rey (parada 4), llegamos a las curiosas salinas de interior de Iptuci, de origen romano (parada 5).

Regresamos a nuestro punto de partida por pistas anchas, poco bacheadas, donde hay que tener precaución con las roderas que se forman con las lluvias. Alternando tramos de carretera con caminos agrícolas, llegaremos, casi sin darnos cuenta, hasta el final de la ruta: el impresionante pueblo de Arcos de la Frontera (parada 6). Asomado a su impresionante tajo y vigilante sobre el cauce del río Guadalete, su callejero, declarado Conjunto Histórico-Artístico, bien merece una visita detenida, disfrutando de cada una de sus piedras e historias. No menores son sus elaboraciones culinarias, sobre todo su cocina de huerta y cerdo. No te marches sin preguntar por su abajao, la alboronía, sus berzas o el ajo molinero, y menos aún sin degustarlos.

Salinas romanas de Iptuci. Utilizadas para obtener sal desde hace 3.000 años, es posible que su origen sea fenicio, aunque su configuración y máximo esplendor fue durante la época romana. Existe un acueducto, posiblemente de fábrica romana, que salva un arroyo estacional y que ha sido reconstruido conservando los elementos originales. Aún en producción, se trata de las últimas salinas de interior de la provincia de Cádiz.