Provincia de Córdoba
En la ciudad de Córdoba existen tres piezas escultóricas de primer orden por su valor artístico e histórico. El León Ibérico de Nueva Carteya, una de las más bellas obras de la escultura ibérica, que perteneció a un monumento funerario (Museo Arqueológico); el Cervatillo de Madinat Azahara (s. X), pieza muy singular, figura de animal de proporciones elegantes en bronce, relacionada con el arte fatimi de Egipto (Museo Arqueológico), y el Sarcófago Paleocristiano (s. III d.C.), de excepcional calidad (Alcázar de los Reyes Cristianos).
La Última Cena, de Pablo de Céspedes (1595) es una majestuosa pintura de gran rotundidad, de preciso y vigoroso dibujo. Autor clave en el Romanismo andaluz (Catedral). La Colección de dibujos y Calvario de la Cárcel o de la Inquisición, de Antonio del Castillo (1649), la pieza de más intensidad de la pintura barroca cordobesa, muestra un artista de gran capacidad y atento a formas sintéticas (Museo de Bellas Artes).
En la provincia sobresalen, entre tantas otras, la Fuente del Rey, de Remigio del Mármol (1802), curioso y poco frecuente conjunto de inspiración versallesca (Priego); el Cristo atado a la Columna, de Pedro Roldán (1675), excelente talla barroca (Iglesia de Santiago, Lucena) y el Cristo de la Sangre (s. XVII), obra magistral en madera tallada y policromada (Iglesia de Guadalupe, Baena).