La Ciudad Aúlica y La obra de Siloé. Granada y Málaga.

Tras la toma de Granada, los Reyes Católicos quisieron significar su importancia con una serie de construcciones, entre las que destacaba su propia tumba. Su nieto, el emperador Carlos, apuntaló este proceso de "cristianización" de su arquitectura levantando edificios que, de la mano del nuevo arte renaciente, proclamaban el tiempo del Imperio y convertían a Granada en la ciudad áulica en la que descollaba el buen hacer del maestro Diego de Siloé.

La obra fundamental del Renacimiento en Granada -y probablemente en España- es el Palacio de Carlos V, proyectado en 1526 por Pedro Machuca y enclavado en el corazón de La Alhambra como símbolo del nuevo poder. Las intervenciones en el ámbito palaciego de los reyes nazaritas se completaron con el Pilar de Carlos V, obra de Niccolo da Corte, y con la Puerta de las Granadas.

Otras obras relevantes de arquitectura civil en las que puede verse la transición del gótico a la nueva arquitectura "del romano" son el Hospital Real, proyectado en 1511 por Enrique Egas, y la fachada del Colegio de Niñas Nobles, realizada por Juan de Marquina, autor de la portada de La Curia (antigua universidad fundada por Carlos V). La Chancillería presenta ya una fachada manierista (fines XVI), que debemos a Francisco del Castillo. Entre la arquitectura doméstica destacan la Casa de los Tiros y el Palacio del Marqués de Caicedo, manierista.

La arquitectura religiosa presenta también una obra fundamental: la Catedral. Sobre los diseños góticos de Egas y Gil de Hontañón, Siloé planteó, desde 1528, el nuevo concepto del templo renancentista y su obra puede apreciarse sobre todo en las Capillas Real y Mayor y en algunas portadas. Obra importante es también la Iglesia del Convento de San Jerónimo, sepulcro del Gran Capitán, cuya cabecera proyectó Siloé en 1528. La transición artística puede verse además en la Iglesia de Santo Domingo en el Convento de Santa Cruz la Real (con una fachada plateresca) y en las portadas de algunas iglesias mudéjares (San Cecilio, San Gil, San Miguel, San Ildefonso o Santa Ana), debidas casi todas a Siloé y Juan de Maeda.

Si Granada es el máximo exponente de la arquitectura imperial, las iglesias de algunos de sus pueblos responden al afán constructivo que desarrolló su obispado ante la avalancha de nuevas conversiones. Así, las parroquiales de Iznalloz y Montefrío son obras renacentistas trazadas por Siloé. También intervino el maestro en la de Íllora y en la de San Gabriel de Loja.

La ruta se adentra en tierras de Málaga, donde pueden visitarse dos edificios de interés: en Antequera, la Colegiata de Santa María la Mayor, primera obra religiosa renacentista en el Reino de Granada. La Catedral de Málaga es digno colofón a esta ruta: si en 1528 Egas y Pedro López aprobaron sus trazas góticas, en 1541 Siloé modificó el proyecto, erigiendo la cabecera. El templo continuó conformándose con la presencia de otros importantes arquitectos del Renacimiento andaluz, como Diego de Vergara o Andrés de Vandelvira.