La Campiña. Córdoba y Sevilla.

Discurre esta ruta por las tierras llanas y fértiles que ocupan la margen izquierda del Guadalquivir en su curso medio, entre Córdoba y Sevilla : paisajes de horizontes abiertos y leves ondulaciones, donde alternan los cultivos de la trilogía mediterránea -trigo, vid, olivo- y predominan los latifundios.

Su riqueza y situación convirtió a estas campiñas en importante lugar de asentamiento desde la antigüedad -muchos de sus pueblos tienen origen romano- y en ellas encontrará el viajero ciudades y pueblos grandes donde la mezcla de la arquitectura "culta" o de autor con la popular, genera impresionantes conjuntos urbanos.

En Carmona, Osuna o Ecija pueden verse -combinados de mil formas- los elementos con los que suele componerse el prototipo de "casa andaluza" : fachadas amplias y encaladas, portadas resaltadas, puertas de madera claveteadas, ventanas con rejas sobre poyetes, con guardapolvos, tejadillos o remates ; en el interior, el zaguán, el patio, el doblado o soberao.

Adentrándonos en tierras cordobesas Moriles, Aguilar de la Frontera aparece el color, tonos suaves marcando las cornisas, recercando puertas y ventanas, componiendo un zócalo o invadiendo toda la fachada. Elementos singulares de esta ruta son, en ciudades y pueblos importantes Sevilla, Córdoba, Ecija, los corrales de vecinos, tipo de viviendas colectivas que es hoy casi una "especie residencial en extinción".

Desparramados por el campo pueden verse las construcciones ligadas a las grandes explotaciones agrarias : haciendas de olivar, cortijos y lagares. Estos edificios han prestado también, pese a encontrarse muchas veces en el "límite" de lo popular, una imagen típica de Andalucía y de su arquitectura. En esta ruta aparecen algunos de los pueblos de colonización (La Carlota y La Luisiana) fundados por los Borbones en el siglo XVIII.