El auge de los señoríos: Córdoba
Córdoba es tierra de buenos castillos : por la antigüedad de muchas de sus poblaciones, por haber sido una importante línea de frontera en la reconquista, por la pujanza de sus señoríos o porque buena parte de sus fortalezas sigue aún en manos de la nobleza.
Ejemplo de lo dicho es el castillo de Almodóvar, que se alza en un escarpe sobre el Guadalquivir, con sus ocho torreones desafiantes de origen antiquísimo, configuración árabe, reconstrucción cristiana y restauración en el siglo XX.
Antes de llegar a Córdoba está el Monasterio de San Jerónimo (s.XV patio gótico). En Córdoba puede verse lo que queda del Alcázar de los Reyes Cristianos (s.XIV). sede durante muchos años de la Inquisición, y la Torre de La Calahorra (s.XIV, mudéjar).
Si desde la capital del Califato se sube hacia los Pedroches, antiguo paso a la meseta, aparecen : antes de Espiel, los restos del castillo de El Vacar, de fábrica califal, el castillo roquero de Bélmez, importante en la Guerra de la Independencia y en el enfrentamiento entre Riego y los Realistas, y las magníficas fortalezas de Belalcázar (s.XV, importante Torre del Homenaje) y Madroñiz.
El itinerario 2 discurre por la campiña cordobesa, entre viñas y olivares, y llega hasta las sierras subbéticas: los castillos medievales de Montemayor y Espejo, clavados en medio del caserío, símbolos del poder señorial el de Lucena, con su torre del Moral donde estuvo preso Boabdil. Los restos del recinto defensivo de Cabra, la fortaleza de Priego, donde destaca la Torre del homenaje, o el castillo de Iznájar (origen árabe), que se asoma al Genil desde su posición privilegiada. Esta ruta cuenta además con numerosas torres y atalayas, sobre todo en los alrededores de Córdoba.