Cuevas, Dólmenes, Ciudades: Cádiz, Málaga
Las pinturas rupestres de las culturas prehistóricas son frecuentes en Andalucía.
Iniciando la ruta podemos visitar el conjunto pictórico de El Bacinete (Los Barrios), y el famoso Tajo de las Figuras (Benalup), con las series de pinturas esquemáticas atribuibles a la Edad del Cobre (III milenio a.C.). En Benaoján, la Cueva de la Pileta es el más importante ejemplo de pinturas en Andalucía, con un amplio repertorio desde animales hasta representaciones abstractas y esquemáticas. Su visita supone sumergirse por más de una hora en las entrañas de la tierra, kilómetros de galerías repletas de pinturas. En Benaoján hay unos dólmenes (construcciones megalíticas funerarias) llamados El Gigante y La Giganta. Según la creencia popular, los únicos que podían mover tamañas piedras para sus enterramientos.
Con un salto en el tiempo que nos lleva a la civilización romana, en las proximidades de Ronda, antigua Arunda, tiene especial interés Acinipo, llamada Ronda la Vieja, ciudad de magnifico emplazamiento donde se yerguen, impresionantes, los restos de su teatro romano. Más adelante, junto a Ardales, en un excepcional marco natural, se hallan las ruinas de Bobastro, asentamiento mozárabe de los siglos IX y X de nuestra era.
Antequera, rica ciudad sustentada por su fértil vega, es el corazón de un área que conserva diversos vestigios que dan medida de su importancia desde el inicio de las culturas agrícolas en el III milenio a.C. El conjunto de dólmenes compuestos por los sepulcros colectivos de Menga, Viera y Romeral reúne espectaculares y bien conservados dólmenes, sólo comparables a los de la sevillana Valencina de la Concepción (La Pastora, Matarrubilla). En la propia Antequera, aparte de sus poderosas murallas, son interesantes los restos de termas romanas junto a la iglesia de Santa María la Mayor y el Museo, en el que se exhiben piezas tan llamativas como el Efebo romano de bronce.
En el camino de Antequera, hacia la estación de Bobadilla, la antigua ciudad de Singilia Barba. En Mollina, en el Cortijo de Santillán, son visitables los restos de un singular fuerte militar romano. La excursión puede finalizar en Alameda, donde se sacaron a la luz unas termas romanas.