Camino Mozárabe de Santiago
El Camino Mozárabe de Santiago está formado por un conjunto de itinerarios, en su mayoría de naturaleza histórica, que parten de las principales ciudades de Andalucía Oriental (Almería, Granada, Jaén y Málaga) y convergen en la Córdoba califal, desde donde arranca ya una única ruta que confluye en Mérida con el camino jacobeo de la Vía de la Plata.
Estos caminos discurren por un entramado paisajístico variopinto, magnífico en toda época del año, espectacular por naturaleza: agrestes macizos, como la Subbética Cordobesa, la Sierra Sur de Jaén o El Torcal malagueño; la alta montaña de Sierra Nevada o las fértiles hoyas de Guadix y la Vega de Granada; por paisajes culturales de ensueño y doradas campiñas de trigo, uva y olivar;… en fin, por una Sierra Morena donde se suceden barrancos encajados, lomas de suave pendiente e infinitos llanos de encina y berrocal, donde el valle de Los Pedroches da paso a los dominios del Guadiana.
Son estas trazas del viario, muchas de ellas históricas, las que utilizaron los peregrinos mozárabes durante gran parte de la Edad Media. Habitantes de las ciudades andaluzas pertenecientes al antiguo territorio musulmán del al-Ándalus, su finalidad no era otra que rendir devoción al apóstol y con este motivo viajaban a Córdoba para obtener un salvoconducto que les permitiera moverse por los dominios musulmanes hasta alcanzar las tierras de la Ciudad Santa de Santiago. Recuperados estos trazados por varias asociaciones jacobeas andaluzas y con la implicación de instituciones regionales y locales, estos itinerarios son hoy una de las rutas de mayor relevancia en Andalucía.
Aunque desde la vertiente cultural son las capitales de provincia los centros que mayor bagaje atesoran, no se puede obviar que el trazado discurre por ciudades y pueblos de la enjundia de Guadix, Antequera, Lucena, Cabra, Baena, Martos, Alcalá la Real o Alcaudete, entre otras, siendo sólo una muestra de los grandes valores del Camino.