Belleza de Paisaje y Aventuras. Cádiz, Granada
Un oasis tras el desierto. Esa era la imagen que el viajero recibía tras adentrarse en Despeñaperros después de atravesar la Mancha. Sierra Morena, la Penibética, todas las serranías congeniaban con esa búsqueda romántica de los recóndito e impenetrable, de lo azaroso y arriesgado.
En oposición a la campiña, la serranía era tierra de mitos, leyendas y aventuras. Su paisaje rompía el recto molde neoclásico que provocara la reacción romántica, sus pueblos despertaban la curiosidad de estos hombres con vocación, más que formación, antropológica, sus caminos, sembrados de cruces allí donde se cometieran asesinatos, anunciaban cualquier contingencia. Por ellos abandonaron los viajeros las rutas convencionales, dispuestos a afrontar aciertos o calamidades.
Ronda era el centro de este laberinto de imprevisiones, "un espectáculo que merecía dejarse desvalijar por verlo", según Richard Ford. Desde Arcos de la Frontera, el paisaje se tornaba agreste. Abismos y simas, salpicados de la frondosa vegetación, se sucedían a lo largo del camino que pasaba por Grazalema y Benamahoma hasta llegar a Ronda, la ciudad enclavada sobre una meseta de roca viva, suspendida sobre un profundo y perpendicular tajo. En el horizonte, la Sierra de las Nieves que proveía de hielo a las ciudades andaluzas, a su alrededor una serranía de leyendas, cuevas, como la Pileta y la del Gato, habitadas, al decir de los lugareños, por dioses infernales.
Hacia el Oeste otro mundo de leyendas, es este caso históricas : las Alpujarras. Sus profundos y apacibles valles, tierra de lucha y resistencia, tanto frente al emirato de Córdoba como contra los reyes cristianos, conservan todavía sus rasgos distintivos. Las sierras de Contraviesa y de Gador, llamadas por los árabes sierras del Sol y del Aire, arrancan de Sierra Nevada en dirección Sur, formando esos valles, que se estrechan a medida que descienden hacia el mar, mientras que en sus amplias alturas se despliegan en espléndidos prados alpinos, con una vegetación muy distinta de la tropical de sus zonas bajas.