Ruta a caballo por las playas de Doñana al atardecer

Una de las experiencias más bonitas y entrañables que se pueden vivir en el Parque Nacional de Doñana es sin duda la de cabalgar a lomos de un precioso caballo los kilómetros de las playas del Parque de Doñana. Una experiencia única que vivimos por las playas de Cuesta Maneli y Pico del Loro y que combinamos con un divertido paseo por sus suaves y limpias arenas y finalizamos con un final de cine.

Entradas a las playas del parque hay muchas, la mayoría de viajeros se dirigen a las algo masificadas playas de Matalascañas, tal vez atraídos por la variedad hotelera y de restauración pero no por ello debemos de pasar por alto una de las entradas más bonitas como es sin duda alguna el acceso la famosa Cuesta Maneli playa a la que accederemos a través de 1'2 kilómetros de senderos que haremos a pie entre pinos y pequeño matorral hasta llegar a uno de los miradores más altos de las playas del parque.

112 metros de altura que nos darán una panorámica maravillosa de parte de los más de 60 kilómetros de arena vírgen que caracteriza a Doñana.

Pero si pasear por Doñana es un privilegio, recorrerla a caballo lo es aún más.

Junto a la carretera A-494, carretera que conecta Mazagón con Matalascañas, encontraremos una serie de picaderos donde podremos contratar rutas a caballo por Doñana para todos los niveles.

Las rutas se inician atravesando pinares, pequeño matorral y tras unos 2 kilómetros de senderos, llegaréis a la playa donde viviréis el momento 10 de la jornada: pasear por la orilla del mar al trote.

Imaginad qué sensación tan extraordinaria es la de poder pasear sobre el agua, con el viento del mar de cara y al ritmo de este precio animal.

Momentos como este son los que probablemente enganchan a muchos a este animal.

Me atrevería a decir que el hecho de recorrer estos parajes es de las mejores cosas que se pueden hacer en Andalucía.

Una experiencia fantástica que sin duda recomendamos y que es uno de los imprescindibles de la provincia de Huelva y por supuesto del Parque Nacional de Doñana.

Un final de cine

Ir a cualquiera de las playas de Doñana e irse sin ver alguno de sus atardeceres es como ir a una película y salirse del cine 10 minutos antes de que este termine. Allí, en un entorno sin igual, sin edificios ni nada que ensucie el paisaje, cada día, el sol se pone regalando a las retinas del visitante puestas de sol como esta.

Un momento donde sentirse libre, donde dejar pasar el tiempo y disfrutar de uno de los más bellos espectáculos de la naturaleza.

Un lugar donde el cielo parece arder bajo el dorado manto del Atlántico y la fina arena de Doñana. Un recuerdo, de postal.