En diciembre de 1999 miembros del Grupo Mineralogista de Madrid descubren, en la Mina Rica, la Geoda de Pulpí, se trata de una geoda de unos 8 metros de longitud por 2 metros de altura recubierta de enormes cristales de yeso.
La Geoda de Pulpí está tapizada por cristales de yeso, alguno de los cuales llega a medir casi dos metros. Su transparencia y estado de conservación la convierten en una joya de la naturaleza.
Constituye un fenómeno único a nivel mundial dadas sus dimensiones y la perfección, tamaño y transparencia de los cristales (Calaforra y García-Guinea, 2000).