El Palacio de los Duques de Medinaceli fue la residencia de los marqueses de Priego tras la destrucción del Castillo en 1508 por orden del Rey Fernando el Católico, destacando la figura de Catalina Fernández de Córdoba, mujer de gran relevancia en la historia de Montilla, gran mecenas de las artes.
El palacio es un edificio de sencillo y sobrio aspecto, que sufrió una fase de ampliación durante el siglo XVI, posteriormente fue restaurado y en la actualidad, tras haber sido está dividido en dos casas de uso particular.
Su fachada en dorada piedra se articula en doble planta con numerosos vanos en posiciones paralelas y un acceso principal en el lateral diestro, el cual aparece ricamente ornamentado y cuyo balcón superior está flanqueado por los escudos de la Casa de Priego y Feria. Al lado izquierdo se halla el compás que conecta el palacio y el convento de clarisas, dando lugar al paso que conduce a la calle Benedicto XIII.
La fachada, la única parte visible, es de estilo muy sobrio manierista. La portada principal situada en uno de los extremos de la fachada y en el lado opuesto se encuentra el arco de medio punto, conocido como el Arco de Santa Clara, pasadizo que comunicaba directamente con el convento.