El arco de entrada de San Lorenzo es el único elemento que ha quedado en pie del desaparecido convento franciscano de San Lorenzo. Su construcción se debe a la fundación de la orden femenina que se instaló en el Convento de Santa Clara, por orden de Catalina Fernández de Córdoba, al ingresar en esta su propia hermana, María Jesús de Luna.
Fue un lugar imprescindible no solo para la orden de San Francisco, sino para los solanistas hasta que 1794 tuvieron que abandonarlo por importantes problemas de conservación. Aunque son pocos los elementos que se mantienen ‘in situ’, lo cierto es que estos recuerdan al lenguaje de Hernán Ruiz I. Embellecía la portada el escudo de los Marqueses de Priego, actualmente en el Museo Histórico Local. En este convento ingresó San Francisco Solano para el noviciado al ingresar en la orden franciscana, a pesar que su formación fue con los jesuitas, coincidiendo con la estancia de San Juan de Ávila en Montilla.