Los Vélez y el Alto Almanzora: producción de almendra ecológica de secano
Estas dos comarcas del norte de Almería están reconocidas por tener una de las mayores producciones de almendra de secano, fruto de gran calidad y en buena parte cultivado en ecológico. Su preocupación ambiental va mucho más allá, pues la asociación Alvelal, que promociona criterios de la agricultura regenerativa y cuyo fin incluye recuperar cultura, paisaje y la calidad de los suelos, ha inculcado en los agricultores directrices de sostenibilidad muy avanzadas. El Museo de la Almendra, en María, las diez rutas de los almendros en flor y las jornadas gastronómicas llenan de contenido un viaje que ofrece mucho más de lo que puedes imaginar.
Chirivel, en la comarca de los Vélez, es la capital mundial de la almendra ecológica. Junto a este pequeño municipio, el resto de las localidades que integran la comarca —María, Vélez Blanco y Vélez Rubio— y el Alto Almanzora son los tres pilares fundamentales de la producción de este preciado producto, base de la rica gastronomía almeriense. Por otra parte, estos dos territorios cuentan con espacios naturales de excepción, como es el Parque Natural Sierra de María y los Vélez y la Sierra de los Filabres. En total, suman una superficie de 57.000 hectáreas, casi toda en régimen de secano aunque el regadío está en aumento.
Marcona, comuna, largueta, guara, felipa, lauranne, garrigues... son algunas de las variedades más habituales que crecen en las tierras almerienses. En María, en el corazón serrano de Los Vélez, abre puertas un Museo del Cereal y la Almendra, dos alimentos fundamentales de la economía y gastronomía del norte de la provincia de Almería y muy presentes en todos los recetarios tradicionales. El centro reúne utensilios propios del cultivo y la cosecha de la almendra, como fardos, palos de varear, máquina peladora y distintos tipos de almendra. También muestra la gran variedad de dulces y productos locales elaborados con almendra. Este fruto, que acompaña a los habitantes de estas sierras desde tiempos remotos, encontró su máximo exponente durante el periodo andalusí, que aquí se prolongó incluso después de la toma de Granada.
Desde la vertiente urbana, mientras que en los Vélez hay una perfecta simbiosis entre una arquitectura señorial, de enorme monumentalidad, y la vertiente más popular, con ejemplos sobresalientes como es el caso del Castillo de los Fajardo o la parroquia Nuestra Señora de la Encarnación; en el Almanzora y los Filabres la sencillez edificatoria es abrumadora, recordándonos en muchos casos la más bella arquitectura alpujarrareña.
Y con el final del invierno los almendros se envuelven bajo el manto de su blanca flor. En Filabres, como en otros enclaves del norte almeriense, se organizan rutas de senderismo para disfrutar de un paisaje siempre relajante, que llega a ser espiritual. Y para gozar de estas localidades de neto sabor andaluz, que conservan una traza urbanística, un habla y una hospitalidad irresistibles, nada mejor que participar de su Jornadas Gastronómicas de la Almendra. Por cierto, durante las rutas en flor hay degustaciones de aceite de oliva virgen y miel, y en Olula de Castro un turrón con almendras de 10, ¡endúlzate la vida!