Lora del Río
La ciudad cuyo nombre deriva de "la lora" (laurel) está situada al este de la provincia, en la margen derecha del Río Guadalquivir, a quien le debe el apellido. Sobre una vasta EXTENSIÓN territorial se suceden variados paisajes geográficos: la sierra al norte, la campiña al sur, y la vega en el centro. Variedad que condiciona la vida de sus gentes y enriquece su acervo cultural, paisajístico y de costumbres.
La estratégica situación que ocupa se refleja en su trayectoria histórica, y por supuesto en su rico patrimonio y en la fisonomía urbana. Monumentos como la Casa de la Virgen, el Convento de la Limpia Concepción de Ntra. Señora, la Casa de los Leones, la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, la Iglesia de Ntro. Padre Jesús o el Santuario de Setefilla, son muestras que sobresalen de la belleza del conjunto.
Hacia el noroeste del núcleo urbano, a poco más de dos kilómetros, se encuentra la Matallana, parque y zona recreativa donde aún puede disfrutarse de una vegetación autóctona (encinas, pinos y matorral mediterráneo) notablemente bien conservada.
Historia
Ciudad habitada desde tiempos muy remotos, se han encontrado una gran cantidad de restos arqueológicos. El poblamiento tartésico de la Mesa de Setefilla, a partir de los inicios de la Edad del Bronce, hacia el 1700 a.C., continuado por otros asentamientos ibéricos en el núcleo urbano loreño y en las vecinas mesas del Almendro y de Lora ("Lora la vieja"), marcan el comienzo de la historia local. A fines del siglo III a.C. los romanos se establecen en la comarca y con el nombre de Axati convierten a Lora en un gran centro productor-exportador de aceite de oliva. El emperador Vespasiano le concede el derecho latino y pasa a ser un "Municipium Flavium". La romanización estaba hecha.Aunque se carecen de datos fiables, la época visigoda debió tener una cierta importancia en la zona a juzgar por el número de restos funerarios hallados. Algunos autores atribuyen a este periodo el origen del actual nombre de Lora "por la abundancia de laurel".
En época árabe se fortifica el castillo y se construyen las murallas, recibiendo el nombre de "LAWRA". La Lawra árabe siguió siendo un núcleo de población importante y un centro defensivo notable entre Córdoba y Sevilla según cuentan los cronistas contemporáneos.
Fernando III de Castilla la conquista a mediados del siglo XIII, concretamente en el año 1247, donándola inmediatamente a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén o de Malta, cuyos caballeros habían contribuido decisivamente a su rendición. Con estos territorios la Orden organizó un pequeño señorío que acabó configurándose en una bailía y varias encomiendas, cuya capitalidad residía en la villa de Lora, jurídicamente establecida en la Carta Puebla de 1259. Esta situación se mantendrá hasta la desamortización del siglo XIX.
Es en estos primeros años, tras la conquista, cuando va a surgir el culto a la Virgen de Setefilla, imagen que la Orden trajo, o hizo esculpir, y entronizó en el templo setefillano, a los pies del castillo, plaza fuerte y vigía de la zona, muy probablemente a mediados del siglo XIV.
Lora del Río va a alcanzar su máximo esplendor a lo largo del siglo XVIII, reflejado en la construcción de importantes edificios públicos (Ayuntamiento), religiosos (Iglesia de Jesús) e incluso privados (Casa de los Montalbo, Casa de los Leones).
A lo largo del siglo XIX se van a producir importantes cambios en la villa de donde surgirá la Lora moderna que hoy se conoce, aunque será ya en nuestro siglo cuando, gracias a la implantación de nuevos regadíos y a la llegada de inmigrantes de otras regiones, Lora se recupere e inicie un proceso de crecimiento que, aunque con ciertos altibajos, aún no se ha detenido. Asimismo, los procesos de colonización agraria de los años sesenta ha supuesto la creación dentro de su término municipal de dos nuevos poblados: Setefilla y El Priorato. Este crecimiento le ha llevado a estabilizar una población en torno a los 20.000 habitantes y a un desarrollo urbanístico jamás conocido hasta ahora. Actualmente la población es de 18.895 habitantes.
Personajes destacados
Francisco Vélez Nieto, escritor y poeta.
Juan Cervera, poeta.
José Remesal Rodríguez, arqueólogo.
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