Las Destilerías de la Sierra Norte de Sevilla
Cazalla de la Sierra da nombre a un destilado, el cazalla, que se produce todavía artesanalmente en varias localidades serranas y es muy popular en toda España. En la vecina Constantina es posible visitar la fábrica y museo de la marca La Violetera, con su alambique centenario, y en Cazalla las instalaciones de El Clavel y Miura, estas últimas en lo que fue un antiguo convento.
En la primera mitad del siglo XX, Cazalla alcanzó fama mundial por sus aguardientes, que también se producían en Constantina y Guadalcanal. Fue entonces, entre los siglos XIX y XX, cuando muchas sociedades comerciales se establecieron para fabricar y vender el aguardiente de la comarca. A lo largo de la historia ha habido 67 fábricas en Cazalla, marcas como Anís Kruger, Machaquito, Anís Cazalla, Torre del Oro, Triunfante, Giralda, Clavel y Miura, aunque solo algunas de ellas se han perpetuado hasta nuestros días.
Además de saborearlo en bares y tabernas de este bonito pueblo serrano, se puede visitar el Centro del Aguardiente de Cazalla, un edificio musealizado que nos cuenta la historia de la localidad utilizando como argumento la génesis y devenir de sus afamados vinos y aguardientes. Mediante diferentes paneles, objetos o dispositivos multimedia, el visitante podrá profundizar en el conocimiento de esta bebida seca y transparente, destilada del anís.
Actualmente existen en Cazalla dos bodegas que elaboran estos anisados, Anís El Clavel y Anís Miura, que presentan una amplia gama de licores y tienen como principal referencia la crema de guindas. Constantina vivió en la década de los años 40 su mayor apogeo, pues se contabilizaron 18 fábricas de anís, 5 bodegas exportadoras de vino y dos fábricas de alcohol. Hoy sigue en funcionamiento la destilería de La Violetera que, creada en los años 60, ofrece una completa e interesante visita a sus instalaciones.
En la actualidad, se ha recuperado la elaboración de vinos en la Sierra Norte, una tradición que se remonta a siglos y durante un tiempo estuvo perdida. Y tan grande es la raíz histórica de estas cepas, que se afirma que de las viñas del siglo XVI surgieron los primeros plantones cultivados en América.