La miel de Granada
Reconociendo la grandeza natural y los contrastes paisajísticos que dominan en la provincia de Granada, no puede extrañarnos que uno de sus mayores componentes gastronómicos sea la miel.
Un entorno tan diverso —altas cumbres, sierra, costa, valles y vegas— hace posible la existencia de una amplia gama de mieles, con distintos aromas, colores y tonalidades diferentes. Además, la singularidad de sus espacios naturales permite una producción diversificada, tanto de variedades multiflorales (de la sierra y mil flores) como monoflorales. Destacando las aromáticas, como de tomillo, romero o cantueso, pero también de castaño, azahar o aguacate, exclusiva de esta tierra y de uno de sus microclimas, el subtropical.
La tradición apícola granadina no es reciente, pues debido a las especiales características de su flora ha sido posible desde tiempos muy remotos. Existen numerosas referencias históricas, como las realizadas por Ibn al Jathib, que ya menciona las actividades relacionadas con la producción de miel en el siglo XIV. A lo largo de la historia son muchos los escritos donde se hacía alusión a las bondades de este generoso alimento producido por los cosecheros del Reino Granada.
A pesar de quedar constatada la producción histórica, no es hasta 1888 cuando se realiza un primer censo estimado de las colmenas existentes en el territorio, alcanzando un número que ronda las 15.000. Al mismo tiempo, se fueron desarrollando distintas técnicas y herramientas innovadoras que ayudarían a impulsar el sector.
Actualmente, este oficio tradicional se ha posicionado como referente económico y cultural de la provincia de Granada. Pues se han contabilizado unas 50.000 colmenas distribuidas por todo el territorio, que generan 800 toneladas anuales de este elixir dorado. A tan alto nivel ha llegado el reconocimiento de este producto, que cuenta con su propia Denominación de Origen Protegida, "Miel de Granada". Con dicha protección, se aseguran diversos estándares de calidad, que evitan el añadido de conservantes y colorantes y aseguran una producción totalmente artesanal.
Por cierto, ¿sabías que las colmenas también son trashumantes, como las cabañas ganaderas de oveja? Es asunto de aprovechar la floración en cualquier época del año.
Museo de la miel
En pleno corazón de la Alpujarra y a la entrada de la localidad de Lanjarón, se encuentra la finca Berta Wilhelmi, donde está situado el Museo de la Miel de Granada. Este espacio, de 18.000 metros cuadrados, cuenta también con un lagar de cera, un itinerario didáctico-apícola y una colección de colmenares de distintos momentos de la historia mielera de la provincia.
El Museo es el centro de operaciones de la finca, pues ofrece 500 metros cuadrados con distintas áreas interactivas para conocer el mundo de las abejas, la colmena, la miel y el apicultor, siempre de modo lúdico y participativo. Muestra de ello, son la sala de sonidos de las abejas, la sala de juegos para niños o los módulos táctiles. Puede visitarse cualquier día de la semana, ¡no tienes excusa, aprovecha esta dulce experiencia!