La Almería impactante de Manuel Falces
Especializado en la fotografía de arquitectura y el realismo fantástico realizó una intensa labor de investigación centrada en la teoría, la práctica y la historia de la fotografía, así como de su interacción con otros lenguajes creativos.
Manuel Falces (Almería, 1952-2010)
Pasión por Almería
Fotógrafo. Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada y profesor de Técnica y Estética de la Fotografía en la Universidad Complutense de Madrid. Alrededor de 1970 comenzó a interesarse por la fotografía y desde entonces compaginó labor artística y crítica.
Colaboró en la revista Nueva Lente con la que compartió diversos presupuestos creativos. Fundó y dirigió desde 1992 hasta 2005 el Centro Andaluz de la Fotografía (CAF), en Almería, así como el Proyecto Imagina (1990-1992), que dio nacimiento al CAF. Desde 1984 fue colaborador habitual del diario El País como fotógrafo y crítico de fotografía. Durante los XV Juegos Mediterráneos Almería 2005 presidió la Comisión de Cultura de los mismos.
Fotógrafo y poeta, juntos
Un fotógrafo y un poeta, por los interiores de Cabo de Gata, al encuentro de lo que es imposible sentir al margen del silencio interior. De ese viaje surgió La memoria y la luz. A principios de los 90, José Ángel Valente (Ourense, 1922-Ginebra, Suiza, 2000) y Manuel Falces recorrieron el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. Fotografías y textos marcaron el desarrollo de una creatividad compartida, a instancias de Falces, fuera de los cauces creativos establecidos al uso. De ese camino compartido surgió Cabo de Gata. La memoria y la luz (1992), en formato de libro, que diecisiete años después compareció como una gran exposición en el Centro de Arte Museo de Almería (CAMA).
La imagen y la palabra dialogan con el paisaje. José Ángel Valente y Manuel Falces recorrieron cómplices los senderos del interior.
Hay tres lugares que conformaron el sentimiento del fotógrafo. "Primero fue la playa de las Amoladeras. Tengo de ella recuerdos mágicos. Allí iba de niño. Llegué a encontrarme tortugas gigantes muertas, delfines agonizantes y un águila herida. Son recuerdos de mi niñez. Luego está el Faro, los arrecifes. Recuerdo que el cantante catalán Jaume Sisa me dijo una vez que él nació en un barco cuando pasaba frente al Cabo de Gata. También me ha impresionado Genoveses, todo el valle”.
Falces huyó siempre de las imágenes oficiales del Cabo de Gata para reivindicar lo marginal, el patrimonio rural.
En el Cabo de Gata de se hallan 144 monumentos tecnológicos (aljibes, norias, molinos, molinas), todos inscritos para ser declarados Bienes de Interés Cultural de Andalucía: 132 en Níjar, 4 en Almería y 8 en Carboneras. La historia anónima se mueve con señas de identidad, por ejemplo en los aljibes de la Joya y del cortijo Los Pacos en Agua Amarga.
Otra ruina que destaca es el Cortijo del Fraile (s. XVIII), que es un símbolo por la tragedia. El espíritu de Bodas de sangre, de García Lorca, permanece por lo que pueda interpretar el viajero. El entorno del Fraile es un escenario mágico, un reducto fascinante en medio del proceso vital de las ruinas.
Paisajes de impacto
El Parque Natural Cabo de Gata-Níjar fue el primer espacio marítimo-terrestre protegido de Andalucía (1988) y fue también reconocido internacionalmente como Reserva de la Biosfera y Geoparque.
Gran parte de la peculiaridad ecológica y paisajística del parque tiene su origen en la ausencia de invierno climático y en su diversidad geológica, con predominio de los sustratos de naturaleza volcánica, donde coladas de lava, domos y playas fósiles conforman un singular paisaje cuyas tonalidades ocres, negras y rojizas cautivan al visitante por particular belleza.
Cabo de Gata-Níjar cuenta con los 50 kilómetros de costa acantilada mejor conservada del litoral mediterráneo europeo. En esta impresionante fachada litoral con abruptos acantilados se suceden playas urbanas como la de San José y Aguamarga; magníficas playas naturales como Mónsul y Los Genoveses; recónditas y casi inaccesibles calas como Carnaje y de Enmedio; y espectaculares acantilados volcánicos y arrecifales como Punta de los Muertos y Mesa Roldán.
Praderas de Poseidonia
Entre sus ecosistemas destaca el marítimo por su variedad y riqueza. En sus fondos se desarrollan extensas praderas de Poseidonia oceánica. La proliferación de esta especie vegetal, similar a un alga verde, constituye auténticos bosques sumergidos en los que viven gran variedad de fauna submarina: cangrejos, pulpos y peces, destacando entre todos ellos la nacra, el bivalvo protegido más grande del Mediterráneo considerado una verdadera joya de la naturaleza. Enterradas en las llanuras de arena y fango palpita una riquísima y variada fauna que, aunque de pequeño tamaño, es indispensable para el óptimo desarrollo del ecosistema. En los fondos rocosos la vida se manifiesta con extraordinarios cambios de forma y color: algas, falsos corales y gran variedad de peces donde resalta el mero, también conocido como el rey del roquedo. La práctica del ecobuceo en estas limpias y transparentes aguas resulta una experiencia difícil de olvidar.
Otro lugar de interés, situado muy cerca del poblado de pescadores de San Miguel, son las salinas de Cabo de Gata que concentran gran parte de la avifauna del parque. Multitud de aves limícolas como avocetas, cigüeñuelas o chorlitejos encuentran alimento en estas aguas costeras. También es frecuente la presencia de distintas especies de gaviotas, ánades y de poblaciones de flamencos. A lo largo del año es posible observar más de 80 especies de aves, aquí o en la cercana albufera deltaica de Rambla Morales, conocida localmente como Charco.
Fenicios y romanos imprimieron las huellas de su paso por estas tierras, explotaron la abundante pesca del litoral y dejaron como legado factorías de salazón de pescado y púrpura en Torregarcía y talleres de adoquines volcánicos en acantilados como los del Playazo o Punta Baja. Mientras que la huella árabe se imprimió en los sistemas de regadío, la artesanía y las torres de vigilancia que jalonan la costa.
La mejora de las infraestructuras dirigidas hacia un modelo de desarrollo sostenible y la variedad de actividades existentes como, por ejemplo, buceo, cicloturismo, excursiones marítimas o rutas ecuestres, muestran al visitante la riqueza de este espacio natural. Acercarse al barrio de los pescadores, situado en La Isleta del Moro, el poblado minero de Rodalquilar, la inigualable belleza de la Playa de los Muertos o asomarse a los impresionantes acantilados de Los Escullos son experiencias únicas que ofrece este entorno privilegiado.