Localizado en el despoblado del mismo nombre, término de Jabalquinto, el Castillo bereber de Estivel o de las Huelgas se eleva sobre un promontorio controlando el encuentro entre los ríos Guadiel y Guadalquivir, así como los pasos y vados del ‘río grande’. Ocupado desde la Edad del Bronce, albergó un oppidum ibérico y fue escenario de la Segunda Guerra Púnica.
Donado por Fernando III a la ciudad de Baeza (1243), un siglo después la ciudad lo otorgó al Justicia Mayor del rey (Día Sánchez de Biedma) con la condición de no venderlo y albergar, en caso de necesidad, a los vecinos del alfoz de Baeza.
Del edificio actual, levantado por los almohades, podemos apreciar su torre del homenaje, varios cercos de muralla y un aljibe, todos ellos de fábrica de calicanto o tabiyya. Frente a él, al otro lado del río, se eleva el famoso Arco de Jano, comienzo de la provincia Bética en época romana.