Hornazos dulces, Papajotes de Pascua y Pintahuevos
La Semana Santa es fecha para dulces y en Jaén hay muchos. Una provincia donde la tradición religiosa se pone de manifiesto a través de numerosas celebraciones y elaboraciones gastronómicas. Vamos a destacar tres dulces recetas que rivalizan como las más representativas de las fiestas de primavera: los hornazos dulces, los papajotes de Pascua y los Pintahuevos.
Los hornazos dulces
El hornazo es un bollo dulce, un pariente del roscón que se elabora con masa de harina y aceite de oliva virgen extra. Producto estrella que no puede faltar en cualquier plato de la cocina jiennense. Se suelen aromatizar con anís y contiene un huevo duro en su interior, coronado con un trenzado en forma de cruz. Esta costumbre tiene su origen en la prohibición de comer carne y huevos en Cuaresma. Los hornazos suelen consumirse el Domingo de Resurrección, como símbolo de ‘eterna renovación’, y tienen especial importancia en toda la provincia.
Los papajotes
Por su parte, los papajotes son bolitas de masa frita que recuerdan a los buñuelos y que en tiempos de Cuaresma suelen prepararse en pueblos de toda la provincia, especialmente en las zonas de sierra, como Cazorla, Segura y Mágina. Tomarlos como postre, desayuno o merienda, acompañados de una buena taza de chocolate caliente, es una tradición que no puede faltar en cualquier hogar.
Los pintahuevos
La tradición de los pintahuevos, o huevos pintados, deriva de la herencia alemana propia de los poblados de colonización del siglo XVIII. Símbolo de la eterna renovación de la vida y la resurrección de Cristo, la tradición consiste en decorar huevos con colores alegres y diversos. Una actividad en la que tanto adultos como los niños pequeños se recrean elaborando pequeñas obras de arte.