Gustavo Adolfo Bécquer, leyenda de Sevilla
La alegre Sevilla, explosión de sensaciones cargada de sentimientos y matices, inspira el universo poético de Gustavo Adolfo Bécquer
Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836-Madrid, 1870).
Poeta del amor
Poeta y escritor. El 17 de febrero de 1836, en el número 26 de la calle Conde de Barajas del sevillano barrio de San Lorenzo, nace Gustavo Adolfo Bécquer, hijo de José Domínguez Insausti Bécquer y Joaquina Bastida Vargas. El padre es un pintor costumbrista más conocido como José Bécquer, apellido éste proveniente de unos antepasados flamencos que se establecen en Andalucía a finales del siglo XVI.
Los primeros estudios los inicia Bécquer probablemente en el colegio de San Antonio Abad, pero los continúa a partir de 1846 en la Escuela de Mareantes de San Telmo, una institución en régimen de internado que subvenciona el Gobierno para niños huérfanos, pobres y de estirpe noble.
Ya huérfano de padre y madre, con 11 años es recogido por sus tías; por entonces visita con frecuencia a su madrina Manuela Monnehay, en cuya casa encuentra una biblioteca bien abastecida de obras de Zorrilla, Espronceda, Chateaubriand, Balzac, Byron, Víctor Hugo y Hoffmann, y de la lectura de este último tal vez procede el gusto becqueriano por lo legendario y fantasioso. Durante estos años asiste también como aprendiz a los estudios de los pintores Antonio Cabral Bejarano y de su tío Joaquín Domínguez. Aunque admira la pintura y nunca abandonará el dibujo, el gusto de Bécquer se orienta hacia la literatura.
"Tú no serás nunca un buen pintor, sino mal literato”, le decía su tío Joaquín, quien erró en su pronóstico, pues obras como Rimas y leyendas le convirtieron en uno de los mejores autores de la literatura española.
La Sevilla de Bécquer
Sevilla es la ciudad natal del poeta, de lo cual dejan constancia un monumento en el Parque de María Luisa erigido por iniciativa de los hermanos Álvarez Quintero. La Glorieta de Bécquer, la más famosa de este parque, se sitúa frente a la Plaza de España.
Creada en 1910, está dominada por un impresionante ciprés que cubre y da sombra a todo el recinto y está compuesta por el busto del poeta en pedestal, basado en el retrato realizado por su hermano Valeriano, detrás tres figuras femeninas de mármol acostadas en un banco: el "amor ilusionado”, el "amor poseído” y el "amor perdido”, que representan la rima "El amor que pasa”. Junto a ellas hay dos figuras en bronce yacente que representan el "amor herido” y la otra es de un joven Cupido o amorcillo como el amor que hiere.
Este monumento es referente nacional del estilo y época romántica.
El Convento de Santa Inés
Si se esmera la búsqueda, se puede dar hasta con el órgano del legendario Maese Pérez, en la Iglesia del Convento de Santa Inés, y con su tumba, en el Panteón de Sevillanos Ilustres de la Iglesia de la Anunciación, donde el poeta reposa junto a su hermano Valeriano.
El convento está situado en la calle Doña María Coronel, centro de la ciudad, cerca de la Plaza de San Pedro.
En el muro de enfrente del coro bajo, situado a los pies de la nave central, nos encontramos con el popular órgano, uno de los más antiguos de Sevilla, que el poeta inmortalizó en su obra Maese Pérez el organista.
Una leyenda dice que Maese Pérez, el organista de la Catedral, tras su muerte, volvería el día de Nochebuena al Convento de Santa Inés, donde estaba su hija para tocar el órgano.
Moradas sevillanas
En la calle Conde de Barajas nº 26 nació el poeta un 17 de Febrero de 1836. De su casa solo queda la fachada, donde le recuerda una placa.
Se bautizó en la Parroquia de San Lorenzo, el día 27, diez días después de su nacimiento.
Estudió en el Colegio de San Francisco situado en la calle Jesús del Gran Poder nº 29, (hay una placa conmemorativa), hoy la casa esta reformada para otros usos.
En la cercana Calle Potro nº 6 (casa de sus tíos), estuvo residiendo un tiempo.
Junto a la parroquia de San Vicente, en la calle Alfaqueque, esquina con Mendoza Ríos, vivió Gustavo con su hermano Valeriano los años anteriores a su marcha a Madrid, ciudad a la que se trasladó la familia Bécquer en 1841 tras la muerte del padre.
La última casa
Igual ocurre en una de las primeras casas de la calle de Mendoza Ros, la que fue la última residencia sevillana de Gustavo Adolfo Bécquer antes de partir hacia Madrid, a la edad de 18 años. El edificio que ocupa el número 29 de la calle de Jesús del Gran Poder albergó en su día al colegio San Francisco de Paula. Un azulejo en deja constancia de que por allí pasó Gustavo Adolfo para cursar los primeros estudios de enseñanza media.
Museo de Bellas Artes
Visitar el retrato de Gustavo Adolfo Bécquer en la primera planta sala XII, dedicada a la Pintura sevillana del Siglo XIX.
El retrato lo realizó su hermano Valeriano Domínguez Bécquer, en 1862, año de su viaje a Madrid.
Es la imagen del poeta más conocida y aparece en numerosos libros de texto y publicaciones. Esa efigie incluso ilustró durante muchos años el ya desaparecido billete de cien pesetas. Se puede considerar como una de las obras capitales de la pintura romántica española. En ella, el poeta con actitud elegante tiene una mirada llena de emoción que conecta directamente con la del espectador.
Paseo 1: Parque de María Luisa - calle Bécquer - Plaza de España - Calle San Fernando - Universidad de Sevilla - Judería - Real Alcázar - Catedral.
Paseo 2: Calle Sierpes - La Campana - Espacio Metropol Parasol - Iglesia de la Anunciación - Iglesia de San Pedro - calle Doña María Coronel - Convento de Santa Inés - Palacio de las Dueñas.
Paseo 3: Calle Conde Barajas - Basílica de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder - Parroquia de San Lorenzo - Calle Eslava.