Ermita de Nuestra Señora de Guadiatoca
Localizada en un bello enclave de la Sierra Morena sevillana, en tierra frontera con Extremadura, la Ermita de Nuestra Señora de Guadiatoca, el santuario antiguo, fue elevado en el siglo XIV. Erigido en término de Azuaga y por Don Enrique, infante de Aragón y gran maestre de la Orden de Santiago, lo cedió a Guadalcanal en 1428. Tras muchos debates y contiendas, en 1469 se dio sentencia a favor de Guadalcanal, siendo confirmada por los Reyes Católicos en 1494.
Posteriormente, a mediados del siglo XVII, se mandó construir un nuevo santuario. Las obras comenzaron en 1638, pero no fue hasta 1792 cuando se instituyó la romería anual, que ha sido declarada como Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía por la existencia de caracteres de antigüedad, gran bagaje de tradición y costumbres, singularidad y religiosidad.
Concluida en 1647, la Ermita de la Virgen de Guaditoca se completó en el siglo XVIII con diversas intervenciones. Entre ellas, destaca la ejecución de las pinturas que decoran el templo. Obra atribuida al pintor de Llerena Juan de Brieva, en torno a 1730, los frescos ocupan la bóveda de medio cañón que cubre la única nave de la Iglesia, el sotocoro y el presbiterio. Aunque de factura discreta, destacan por su interesante y original programa iconográfico de carácter mariano.
Entre otros datos de interés, en los años 1718-1719 se levanta el camarín, su reconocida imagen del ‘Niño Bellotero’ es de 1300 y la ermita es punto de inicio de una ruta turística de interés y marcado carácter religioso: Ermita y Camino de la Sierra Norte de Sevilla.