Bahía de Cádiz
La primera impresión que ofrece el parque natural Bahía de Cádiz es la de un paisaje complejo, desordenado, que se transforma a impulsos. Nada más lejos de la realidad: agua, sol, viento y hombre cabalgan al mismo compás en un territorio que plasma la perfecta comunión entre tierra y mar.
Al noreste de la capital, esta bahía marina de escasa profundidad, antaño viejo estuario que recibía las aguas de los ríos Guadalete y San Pedro, ocupa una gran extensión intermareal -marismas de la Península de los Toruños, Sancti Petri e Isla del Trocadero- rodeada de un complejo sistema de salinas -río Arillo-, caños -Sancti Petri, Zurraque, Trocadero-, esteros y pequeñas lagunas. Unas playas excepcionales, como Levante, Camposoto y La Cachucha-, y más de 3.000 horas de sol son la mejor carta de presentación de este espacio natural.