Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama
Si se aprecian desde la costa, las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama rompen el horizonte con una espectacular sucesión de crestas que superan los 1.500 metros, para después descender vertiginosamente y desaparecer bajo las aguas del Mediterráneo.
A sus pies se suceden asombrosas barranqueras, escabrosos roquedos, afiladas crestas y empinadas laderas. No es fácil superar esta muralla natural pese a que el empeño de los hombres fue trazando caminos que, superando los puertos de Frigiliana, Cómpeta o Sedella, tradicionalmente llevaban la pesca hasta la lonja de Granada.
El agua lenta e incansablemente, a su antojo, ha creado en la roca caliza un laberinto de fisuras, grietas y cavidades que han tallado poljés, como el de Zafarraya, una espectacular depresión rodeada de montañas; grutas y simas, entre las que cabe destacar la muy afamada de Nerja o la Cueva de la Fájara; y los muy espectaculares “cahorros” o canjorros, como el del río Chíllar, un cañón estrechísimo labrado sobre la roca.