Peñón de Zaframagón
La Reserva Natural Peñón de Zaframagón, a caballo entre Coripe y Olvera, se localiza en las últimas estribaciones de la Serranía de Grazalema, en la zona de contacto de las Sierras Subbéticas con la campiña sevillana. El espacio sobresale por su peñón prominente y escarpado, de un kilómetro cuadrado de superficie en la base que emerge desde una altitud media de 300 metros y culmina a los 584 metros de altitud máxima.
Destaca la garganta del Estrechón, excavada por el río Guadalporcún. Se trata de un estrecho cañón de paredes verticales, en donde el río se ha ido encajonando y la corriente ha dado lugar a formas erosivas características como pozas, marmitas de gigante y pequeñas cascadas que aparecen sobre el lecho del río.
Esta reserva natural constituye uno de los pocos islotes de vegetación autóctona en la campiña de la comarca y alberga algunas comunidades florísticas singulares o de escasa distribución. Las mayores singularidades están asociadas a la vegetación de ribera que acompaña a los cursos de agua y la vegetación que crece sobre los paredones y áreas más escarpadas del peñón. También aparecen manchas dispersas de matorral mediterráneo acompañadas de algunos ejemplares de encinas y sabinas.
Pese a sus pequeñas dimensiones, el Peñón de Zaframagón constituye un enclave faunístico de gran importancia, sobre todo por el hecho de albergar la mayor colonia nidificante de buitres leonados de Andalucía Occidental, y una de las mayores de la Península, no en vano está declarada como Zona de Especial Protección para las Aves. Además, se dan cita otras importantes rapaces como alimoche, águila perdicera, halcón común y búho real. Entre los mamíferos, los que más abundan son los de pequeño tamaño, aunque también frecuentan el espacio el zorro, la comadreja, el tejón y la nutria.
En cuanto a los valores culturales, las edificaciones que conforman el denominado Caserío de Zaframagón constituyen también una muestra de interés desde el punto de vista paisajístico y etnográfico, ya que representan muy bien el arquetipo de la arquitectura rural de la zona. Por su singularidad también es reseñable la línea de ferrocarril Arcos - Almargen que, construida en los años veinte del siglo XX, da cobijo hoy a la Vía Verde de la Sierra.