Escapada al Gran Premio de Motociclismo de Jerez

He de confesar que no soy muy aficionada a las motos, a pesar de que, como la gran mayoría, me he subido a más de una y también he experimentado la famosa "sensación de libertad" que proclaman los apasionados a las 2 ruedas.

Pero, tras aclarar este punto, ¡me declaro una fan incondicional del ambiente de Jerez y alrededores durante los días del Gran Premio de Moto GP!

Ya cuando te vas acercando a la zona descubres que hay más movimiento del habitual. Por supuesto, en el epicentro de la fiesta, el Circuito de Jerez, hay un movimiento frenético entre aficionados, personal de los equipos, trabajadores y curiosos, que va aumentando conforme pasan las horas hasta llegar al momento cumbre, el domingo, el día de la competición.

El domingo por la mañana, un concienzudo puzzle de señales y personas convierte todas las carreteras de la zona en carreteras de entrada al Circuito, mientras que por la tarde, todas se convierten en carreterasde salida, por lo que la tarea de desplazarse junto a unas 50.000 motos y otros vehículos no es tan complicada como cabría esperar.

Y una vez dentro del Circuito, todo está preparado, señalizado y vigilado para que todo transcurra con la máxima normalidad posible. De hecho, la excelente organización, tanto externa como interna, contribuye al buen ambiente generalizado y al perfecto desarrollo de las pruebas, algo que no deja de sorprender cuando se juntan más de 200.000 personas... tengo entendido que incluso ha merecido algún que otro premio.

Si además, como ha ocurrido este año, nos acompaña un tiempo magnífico, no hay que olvidar la protección solar, la gorra, la sombrilla, el agua, el abanico... el día de "excursión" a las carreras ¡se convierte casi en un día de playa!

Para mi ha sido todo un descubrimiento. Sin duda una experiencia que espero poder repetir en otra ocasión. Así que, ¡hasta la próxima, Jerez!