El Valle del Guadalhorce y la Aceituna aloreña
Esta exquisita aceituna, que posee su propia denominación de origen, se cultiva en 19 pueblos de la montaña malagueña, en olivos de poca productividad y con una calidad sin igual. Álora, que es conocida como el ‘balcón del Guadalhorce’ por el paisaje de huertos, frutales y naranjos que descansan a sus pies, también produce otros frutos que están presentes en todo este fértil valle, como son la almendra de Cártama; nuez y cacahuete de Coín; castaña y también cítricos, pues no en vano lo llaman el valle del azahar.
Siglos de historia atesora la aceituna aloreña de Málaga, una variedad genéticamente diferente al resto aceitunas de mesa. Su producción se realiza al abrigo del monte Hacho, en el interior de la provincia de Málaga, área perfectamente delimitada por una cadena montañosa que determina unas condiciones climatológicas y edafológicas muy peculiares. Ya en 1770, don Cristóbal Medina Conde afirmó embelesado que era "la mejor aceituna de España". Por su parte, en el Archivo del Puerto de Málaga se conservan documentos que detallan su comercialización a diferentes mercados del resto del mundo.
Es una tradición, una parte muy importante de la cultura de la comarca, que cualquier viajero puede gozar en los muchos bares de este bello pueblo. En el inicio del proceso ya se produce un hecho diferenciador: la recolección se hace a mano, a ‘ordeño’. Seguidamente, se machacan y se ponen en salmuera. El último paso es el aliño, que en Álora es tan variado como su censo de habitantes, cada cual tiene el su propio toque, aliño que convierte a la aceituna en una delicia al paladar. Entre sus ingredientes son frecuentes tomillo, hinojo, ajo y pimiento.
Este olivar se halla delimitado por una cadena montañosa que marca el clima de una comarca ubicada entre la Sierra las Nieves y el Valle del Guadalhorce. Un lugar privilegiado, pues el valle supone una de las tres zonas de Andalucía, junto con la Vega de Granada y las Alpujarras, declaradas por la Junta de Andalucía cono zona de interés para la agricultura ecológica. La superficie de cultivos bio supera las 1.500 hectáreas. En este valle se dan bien los cítricos, otros frutales e incluso los frutos subtropicales. Existe una gran tradición hortícola en algunas áreas de la zona, pues no en vano la comarca ha sido conocida popularmente como la huerta de Málaga.
Durante el paseo por la comarca van apareciendo pequeñas explotaciones agrícolas, algunas de ellas destinadas al autoconsumo. Este tipo de huerta tiene gran arraigo social en estos municipios poseyendo, dada su naturaleza, un gran valor medioambiental y cultural. Cultivan especialidades propias, como el tomate ‘huevo de toro’ o la lechuga malagueña. E incluso existen museos para saber más de este territorio y su cultura, como el del Pan, en Alhaurín el Grande; o el de Las Vistillas, en Coín, en una finca de interés turístico-cultural que muestra la historia pasada a través de las tareas y costumbres del campo. A destacar, la existencia de empresas locales que ofrecen una ‘ruta de la aceituna aloreña’ que, con comienzo en el Museo de Aperos y Costumbres de Alozaina, nos hace partícipes de la recolección y aliño de este sabroso fruto.