Córdoba, ciudad artesana
La vieja Córdoba acogió a sabios de todas las disciplinas, desde la filosofía a las matemáticas, sin olvidar a los traductores. Pero no menos eminentes resultaron sus artesanos. La tradición joyera en oro y plata es conocida en todo el país, al igual que su artesanía en cuero y el popular sombrero cordobés que engalana las ferias andaluzas.
La artesanía resulta de gran importancia en Córdoba, como así lo testifica el título concedido al casco histórico de Córdoba en 2014: Zona de Interés Artesano por la Junta de Andalucía. En él se enclavan numerosos talleres de cerámica, de elaboración de cordobanes, platería califal, estampaciones textiles, objetos de cartón piedra y similares, lutería, cerámica califal, marroquinería e imaginería.
El cuero es la materia prima de los guadamecíes y los cordobanes, piel curtida repujada, modelada y policromada con diseños tanto clásicos como actuales. A día de hoy son varios los talleres familiares que conservan esta magnífica tradición, cuyas creaciones se pueden admirar en la Casa del Guadamecí Omeya.
La joyería es una de las principales y más productivas actividades económicas de la ciudad. Junto con la filigrana cordobesa, que consiste en soldar hilos de oro o plata a una estructura metálica conformando una figura, y los talleres de platería y orfebrería religiosa, se encuentra la nueva joyería de diseños innovadores y marcada personalidad. En el Parque Joyero de Córdoba, que cuenta con museo propio, se produce un 70% de la producción nacional de joyas, las mismas que se exportan a todo el país y al resto del mundo.
Entre las artesanías más características, también se encuentra la de elaborar el conocido sombrero cordobés, de tanto lustre en las ferias de Andalucía. Fabricado en fieltro, de ala ancha plana y copa baja cilíndrica, se reconoce claramente por su diseño personalísimo. En la capital cordobesa se encuentra uno de los pocos talleres que quedan en España, Sombrerería Miranda, donde aún se usan las mismas herramientas que en el siglo XIX.