Cazalla de la Sierra
Bellísima población situada al norte de la provincia, su término municipal está incluido en el Parque Natural de la Sierra Norte, zona de media montaña con amplias dehesas que alternan con bosques de encinas , alcornoques, quejigos, castaños, pinos y olmos; además de los bosques galería de los ríos. Todo ello le proporciona unas condiciones ideales para la fauna de especies como la nutria, el gato montés, el jabalí, el ciervo, el gamo o el muflón. Son también unas condiciones ideales para la ganadería.
Los numerosos atractivos turísticos y las instalaciones dedicadas a tal uso la han colocado en primer orden, en cuanto a localidades turísticas de sierra o interior se trata. A la belleza de su entorno hay que añadir monumentos como el Monasterio de la Cartuja de la Inmaculada Concepción, la parroquia de Nuestra Señora de la Consolación, la antigua Iglesia de S. Benito, el ex-convento de S. Francisco, el ex-convento de Santa Clara, la Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen, el ex-convento de S. Agustín, el Santuario de Ntra. Sra. del Monte y algunos edificios civiles.
Historia
El poblamiento del término viene de muy antiguo, probablemente favorecido por la existencia de minas en sus alrededores. En las Cuevas de Santiago encontramos vestigios de asentamientos del Neolítico y del Calcolítico como hachas, punzones y otras herramientas. También se pueden ver sepulcros y dólmenes.
Los romanos la llamaron Callentum y fue famosa por sus viñedos y vinos, de esta época sólo han quedado tégulas y un pedestal de una estatua del emperador Caracalla del año 213.
De los visigodos encontramos dos lápidas sepulcrales de finales del siglo V.
En el periodo de Al-Andalus fue llamada Kazala o ciudad fuerte, de donde viene su denominación actual. De esta época se conservan partes de la muralla del castillo y los barrios de Azahín y El Castillo.
La conquista cristiana fue llevada a cabo por Fernando III en 1246.Por concesión de Alfonso X pasa a manos del Consejo de Sevilla en 1253 y en 1260 al arzobispo y al Cabildo catedralicio.
En el siglo XV el pueblo sufrió los efectos de las luchas de las casas de Guzmán y de Ponce de León.
Los siglos XVI y XVII suponen una mejoría para el pueblo gracias a sus vinos y aguardientes que se exportaban a las Indias.
Felipe V instaló aquí su residencia de verano y la de su corte, en el año 1730 entre los meses de junio y agosto. En 1916 le fue concedido el título de ciudad.